Claudia Ruiz Massieu está por arrancar la que puede ser la gira más importante de su primer semestre al frente de la Secretaría de Turismo federal, pues visita Estados Unidos y Canadá que constituyen, por mucho, el mercado más importante para el país. En buena medida la suerte del sector turístico mexicano está ligada al estado que guarda la economía norteamericana. No es casual que estos años de contracción en territorio del Tío Sam hayan impactado de manera desfavorable en los principales indicadores del turismo. Pero, de igual forma, los indicios de recuperación se sienten inmediatamente en México.
La hegemonía de los norteamericanos no cambiará. Nuestra generación no lo verá pues todo nos ata, desde la frontera común de más de 3 mil kilómetros, la conectividad aérea y la tradición, porque ellos tienen a México como su primera opción para realizar viajes de placer fuera de su país. Durante su visita, Ruiz Massieu y su comitiva visitarán Washington y Nueva York en territorio estadunidense y la ciudad de Toronto en Canadá, donde tendrá reuniones con los principales touroperadores, a fin de buscar optimizar sus trabajos en México.
También se reunirá, y esto es relevante, con periodistas entre otros del Washington Post, de The New York Times y de CNN para dar a conocer la política turística del gobierno de Enrique Peña. La nueva campaña diseñada para atraer visitantes de esos países se denomina “Live it to Believe it”, que busca incentivar que más americanos y canadienses visiten alguno de nuestros destinos. Durante el primer cuatrimestre de este año se registraron más de 3 millones de turistas provenientes de esos países que ingresaron al país vía aérea. La nueva campaña gira alrededor de experiencias narradas por los visitantes. Adolfo López Negrete, director general del Consejo de Promoción Turística de México, lo explica así: “No es México como lo vemos nosotros, sino como ellos, los visitantes, lo vieron y como los potenciales visitantes lo quieren ver”. Ojalá le vaya bien y regrese con buenas noticias.
Informe.- El secretario de Turismo del Gobierno del Distrito Federal, Miguel Torruco, tuvo la iniciativa de presentar un informe de labores que abarca cuatro meses. La conclusión es que hay señales alentadoras de que se cumplirán las proyecciones para el año 2013 y que incluso es posible rebasarlas cuando comiencen, en el segundo semestre, a difundirse las campañas de promoción dentro y fuera del país. Torruco pudo dar buenos resultados porque no quema toda su pólvora en planeando hacer cosas, sino que las hace. Esto derivado de su quehacer empresarial que requiere, para subsistir, de hecho concreto cotidianos. Lo que no quiere decir que no se hagan planes, sino que éstos no se conviertan en dioses a los que se les debe venerar. Tampoco se trata de incurrir en triunfalismos, pues eso inmoviliza. La idea es planear y hacer.
Ahí está el caso de los recorridos por las delegaciones que tienen el gran mérito de meter a los delegados políticos en la lógica de que, por decreto firmado de puño y letra del Jefe de Gobierno, el turismo es una actividad prioritaria para la administración central y que todos tienen que actuar en consecuencia. Importante para mantener la inercia positiva será que Torruco tenga una relación funcional con las autoridades federales, para tener recursos suficientes y a tiempo y poder emprender proyectos de mayor aliento que requieren, por lo mismo, del concurso federal.
Don Miguel afirma que la relación es cordial, como debe ser. Taller.- Se llevó a cabo un taller dedicado al Diagnóstico del Turismo Cultural en México, que tuvo como sede Guanajuato, una de las joyas del virreinato que representa la fuerza de México en este sector. Se ha dicho con insistencia en este espacio, pero vale la pena repetirlo: México es un potencia mundial en turismo cultural, pues la densidad de nuestra cultura milenaria nos da un plus que no tienen nuestros competidores naturales que acaso cuenten con algunas playas hermosas, pero que no tienen, ni de lejos, oportunidad de competir en contra de nuestros sitios arqueológicos, por ejemplo, y ni qué decir de las edificaciones de la Nueva España que fue la ciudad más importante del continente americano durante 300 años.