El Gobierno de la República exige un esfuerzo supremo a sus seguidores en el tema de la lucha contra los ladrones de combustible. Les demanda tener fe. No les proporciona información suficiente de lo que está pasando. Hasta el momento, según las encuestas conocidas, les ha funcionado de maravilla. La gente apoya con entusiasmo al Presidente y su gobierno e incluso muchos están dispuestos a seguir pasándola mal con tal de que la autoridad pueda vencer a los huachicoleros. ¿Hasta cuándo les durará la suerte?
Hay señales de que la crisis será prolongada. “A ver quién se cansa primero”, dijo AMLO. Claudia Sheinbaum anunció una propuesta para cargar gasolina de acuerdo con la terminación de las placas de los autos; y el propio Presidente acaba de anunciar la compra de 600 pipas para trasladar el combustible a lo largo y ancho del país, lo que supone que continuarán los problemas de abasto por tiempo indefinido.
El gobierno, sus voceros, se han resistido a decir cuánto durará su estrategia. Quizá ni ellos mismos lo sepan. La demanda al gobierno es simple pero contundente: los huachicoleros a la cárcel, sean quienes sean, y que la gasolina se distribuya por los ductos, que para eso están.
La estrategia de comunicación ha logrado ubicar a los huachicoleros como los villanos del momento. Lo son. Se han difundido cifras de todo lo que se roban, del daño patrimonial que han provocado al erario. Los huachicoleros de “cuello blanco” son cómplices de bandas de asesinos que matan civiles, pero también soldados, marinos y policías, por lo tanto pueden ser considerados cómplices de asesinato. Todos estamos de acuerdo: los huachicleros son lo peor, pero quiénes son, urge saber nombres, apellidos y apodos.
Si los expresidentes Fox, Calderón y Peña fueron cómplices, como se asegura en las conferencias de prensa mañaneras, pues lo que procede es emprender una acción legal en contra de ellos, fincarles responsabilidades, detenerlos, presentarlos ante un juez y que regresen el dinero que obtuvieron de su complicidad. Pero decir un día sí y otro también que fueron cómplices sin presentar pruebas ni mover un dedo en su contra no tiene más lógica que la propaganda política. Es un acto más de la campaña permanente de Morena.
Los dueños de las gasolineras que vendían gasolina robada también deberían estar detenidos a estas horas. Si tienen elementos vayan por ellos y que pasen una larga temporada a la sombra. Nos acercamos en el caso de la crisis del combustible al peor escenario posible. No hay gasolina ni hay información. Los ninis del 2019. La Secretaria de Energía y el Director General de Pemex han tenido un desempeño muy desalentador. Sus limitaciones son evidentes. Acaso aprendan pronto, en un par de años, pero la verdad es que hoy por hoy están verdísimos, se ubican en la parte inicial de la curva de aprendizaje.
En lugar de ayudar al Presidente lo meten en más problemas. Su decisión de dejar plantados a los senadores en el último momento, de enviarles un mensaje en redes sociales, porque tenían mejores cosas que hacer, los pinta de un brochazo. La oportunidad de tener información de primera mano se perdió. Prefirieron el silencio mientras las dudas crecen. Su pretexto de la emergencia no convenció a nadie. La versión más repetida es que no asistieron porque temieron no poder con el paquete. No se trata de ensañarse, pero si conocen sus limitaciones, si no se tienen confianza, ellos mismos deben plantearse su continuidad en el puesto.