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Odile rompe buena racha turística de BCS


El huracán Odile quebró la buena racha de los destinos turísticos de Baja California Sur. Es una lástima. Se estaba fraguando un año de logros históricos. El fenómeno natural golpeó de lleno. Provocó daños graves, que todavía están siendo evaluados, tanto en la infraestructura como en servicios de luz, telefonía, gas, hoteles de diferentes categorías, restaurantes, bares y tiendas. La naturaleza embistió fuerte. Es obligado realizar un paréntesis en la prestación del servicio. Como el turismo es, con mucho, la principal actividad económica de la entidad, se tiene que trabajar de manera acelerada para recuperar la normalidad. La gente requiere de los ingresos que genera la industria de viajes. No se puede perder ni un minuto.

La respuesta se está dando a diferentes niveles. Nadie puede quedarse al margen. Los tres niveles de gobierno y la comunidad empresarial turística, así como la población tienen que hacer su parte. Lo fundamental es que no haya vacíos. Que a pesar de los estragos impere la sensación de que hay alguien al mando. Nada cuesta reconocer que el gobierno federal reaccionó rápido y eso será de gran utilidad. Lo primero es proteger la vida humana, pues todavía hay peligro derivado de los fuertes vientos y la lluvia abundante. Dentro del tema de la seguridad, el gobierno federal, a través de la CFE, trabaja con todo para recuperar el fluido eléctrico, vital para la conservación de alimentos pero también para evitar saqueos y actos de pandillerismo en las diferentes comunidades. Si es necesario desplazar elemento de la Guardia Nacional hay que hacerlo de inmediato, con el propósito de que no crezca la versión de que es un sitio sin orden. Con luz se reestablecerán comunicaciones que en casos así son determinantes. Operarios de Teléfonos de México también trabajan en el área para reanudar del servicio.

Un aspecto clave es el del aeropuerto de Los Cabos cuyas instalaciones presentan daños muy severos. Al parecer las pistas están en condiciones de recibir vuelos, por lo que los trabajos tienen que concentrarse en la torre de control y las áreas de atención de pasajeros. No me refiero a turistas que vayan a pasear, pues para eso falta tiempo, por lo menos dos semanas más, sino para que el aeropuerto se sume a las tareas de reconstrucción y atención de la emergencia recibiendo vuelos con pertrechos, agua, víveres y elementos de seguridad y terminar con la evacuación de turistas atrapados. Una respuesta rápida y contundente del gobierno federal echa a andar a los otros sectores involucrados. El gobierno estatal y los municipales también deben estar a la altura.

Secretarios.—En el caso de BCS están involucrados dos secretarios de Turismo que estarán a prueba en los próximos días. La secretaría a nivel federal, Claudia Ruiz Massieu, ya tuvo el año pasado una ruda prueba con el ataque simultáneo de las tormentas Ingrid y Manuel. Los trabajos en Guerrero fueron muy complicados, pero le dieron a la funcionaria una experiencia de la que hoy, en el caso de BCS, tiene que echar mano. A nivel estatal se encuentra Rubén Riachi que conjuga experiencia como empresario inmobiliario y ahora como promotor turístico y servidor público. Hace menos de un año Riachi recibió el Premio Nacional Tlatoani, como el mejor secretario de Turismo de la República. Es justo el momento para demostrar por qué obtuvo semejante galardón. Hay confianza en su capacidad. Ambos tienen la encomienda de coordinar esfuerzos con la comunidad empresarial turística para acelerar los trabajos de reconstrucción de los hoteles y restaurantes dañados y comenzar las acciones de promoción para que los turistas, extranjeros y nacionales, regresen y la temporada de fin de año, comenzando con el Día de Acción de Gracias, signifique un repunte definitivo. Nadie dice que será fácil, pero los empresarios saben que el turismo da respuestas generosas en el corto plazo. No están solos. A darle.

@juan_asai