Lo único que tenemos prohibido como país en materia de combate a las drogas es quedarnos como estamos. Nos encontramos en el peor de los mundos posibles. El esquema actual nos tiene en el fondo del barranco, con consumo al alza, sobre todo entre los ciudadanos más jóvenes, violencia brutal en diversos rincones del país, corrupción de las fuerzas de seguridad, debilitamiento de las instituciones, entre otras muchas razones.
El actual esquema es el origen del problema de los desaparecidos, miles y miles de personas que pueden estar enterradas en fosas clandestinas en las goteras de alguna ciudad con presencia intensiva de crimen organizado. Hay que buscarle por otro lado. Nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, lo hacen, están buscando opciones distintas.
En Canadá hace poco se dio el paso definitivo y en EU más de la mitad de los estados de la Unión ya tienen un nuevo marco regulatorio. Es completamente ilógico que México permanezca empantanado. Tiene que hacer algo diferente para tener resultados distintos. Es insostenible que las agencias antidrogas de EU combatan aquí lo que en su país y en Canadá es legal y genera impuestos. Tuvieron que pasar cientos de miles de muertos para que todos lo viéramos de manera distinta, La que dio el paso adelante fue la magistrada Olga Sánchez que subió al estrado y habló.
Llegó el día. Después de muchas especulaciones la fracción parlamentaria de Morena en el Senado presentó un proyecto de decreto para regular el uso de la mariguana a través de una nueva Ley General para la Regulación y Control de Cannabis.
La senadora Olga Sánchez Cordero, que será secretaria de Gobernación dentro de 20 días, expuso ante el Pleno de la Cámara alta que la política de drogas siempre ha sido un discurso polémico, y México se decidió a combatir a través de la prohibición y de las armas, pero ha producido miles de muertos.
“240 mil muertos, 40 mil desaparecidos en 10 años, además de miles de niños y niñas, jóvenes y mujeres amenazados por el crimen organizado y que son carne de cañón, estos números son inaceptables y justifican replantear la política de drogas en nuestro país”, dijo con razón la senadora, quien manifestó que México está a la altura para la discusión que se ha tenido a niveles internacionales y que debe generarse para empatarse con la realidad que estamos viviendo.
No se trata, para que nadie se equivoque, de promover el uso de drogas. “Así como es notorio que la adicción daña proyectos de vida, destruye familias y generaciones enteras de jóvenes; también comienza a ser preocupante la relación que guardan las políticas públicas para enfrentar este problema con los grados de inseguridad y de ingobernabilidad de nuestro país”, continuó la exmagistrada.
No queremos más muertos, sin importar que sean policías, militares, narcotraficantes. No queremos más víctimas colaterales, no queremos familias enlutadas, no queremos más sangre que ensucie nuestra patria.
Hasta aquí lo dicho por la próxima titular de Gobernación. Queda claro, para que nadie se equivoque y lo tome a chunga, que la mariguana es una droga y como tal tiene efectos perniciosos para quien la consume. Menos perniciosos que el alcohol y el tabaco pero de cualquier forma hay que tratarla con muchísimo cuidado.
En cada entidad federativa la reacción será distinta. Hay ciudades de alto consumo y policía frágil en la que se tendrá que andar con cuidado para no desbarrancar, pero hay que tomar el riesgo. Lo único prohibido es quedarnos como estamos.
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