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PRI. Después del naufragio



No es la primera vez que analistas políticos, algunos con relucientes entorchados académicos, le extienden el certificado de defunción al PRI. En el año 2000 varios de ellos auguraron que fuera del poder, sin manejar el presupuesto federal, el PRI tenía los días contados. Sobrevivió. En el 2006, después de quedar en un muy lejano tercer lugar, con un candidato impresentable como Roberto Madrazo, el fin parecía inminente, cuestión de días. El PRI vivió para contarlo.

No sólo eso, ganó de manera cómoda la elección presidencial del 2012 con el mexiquense Enrique Peña como candidato presidencial. Este año, el 2018, le acaban de dar al PRI una paliza electoral de pronóstico reservado, a pesar de que tuvo un candidato como el doctor Meade que aventajaba con mucho a Labastida y Madrazo. La pregunta es si volverá a tener posibilidades de  triunfo.

El PRI perdió la elección de julio por tres causas principales: los bochornosos episodios de corrupción protagonizados por muchos de sus militantes. Algunos de esos casos, un porcentaje menor, estallaron en los medios como escándalos. El segundo factor es la violencia y la inseguridad. El tercero factor es el interés de la población mayoritaria por probar un camino diferente. La gente no quería más de lo mismo. Dio un mensaje de cambio que encarnó de manera perfecta Andrés Manuel López Obrador.

¿Tiene el PRI posibilidades de regresar a la pelea en el corto plazo? Muy pocas. Carece de una figura del carisma de Peña, pero sí hay un puñado de servidores públicos que pueden conformar un núcleo sólido a partir del cual intentar un retorno.

¿Quiénes son los priistas que quedaron heridos pero aún vivos en el 2018?

Del gabinete presidencial hay, me parece, cuatro. Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid, Alfonso Navarrete Prida y el doctor José Narro. 

El secretario de Economía es el miembro del gabinete que concluye con la calificación más alta. Su conducción de la renegociación del acuerdo comercial fue sobresaliente. Quiere ser gobernador de Nuevo León.  Puede ganar sobre todo con el apoyo de la comunidad empresarial  regia que está muy reconocida con su trabajo. Enrique de la Madrid entrega buenas cuentas en su dependencia, Turismo. Es un hombre inteligente que ha ido acumulando experiencia política. De la Madrid va por la jefatura de Gobierno de la CDMX. El doctor Alfonso ­Navarrete pasó la prueba de la gobernabilidad democrática en la elección federal 2018, la más ­grande de la historia del país. Antes de la Secretaría de Gobernación estuvo en la Secretaría de Trabajo con una hoja de servicios impecable. Aunque no lo ha ­dicho, como es mexiquense su corazón late por el palacio de Gobierno de Toluca. El doctor ­Narro es un humanista. Un líder nato. Puede ser un personaje clave para desagraviar al partido tricolor de líderes medianos. 

En el Congreso, el partido tiene dos cartas fuertes: Jorge Carlos Ramírez y Vanessa Rubio. El Yucateco refrendó que es un cuadro de grandes ligas y la exsubsecretaria de Hacienda es la mejor de su generación.

De los gobernadores del PRI no hay que perder de vista al de Campeche, Alejandro Moreno, que está echado para adelante. Es de los pocos que no se ha hecho chiquito después de la derrota.

El priista con más poder, hoy y en los próximos 5 años, se llama Alfredo del Mazo, quien tiene en la gubernatura del Edomex la mejor plataforma para intentar sacar al PRI del fondo del barranco. Es el hombre a seguir.

 


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@soycamachojuan

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