Los políticos se acicalan. Ellos sumen la panza, ellas se depilan, todos gastan en perfumes. Se quieren ver atractivos, apetecibles. Quieren que a sus colegas se les haga agua la boca cuando los vean. El quehacer político nacional entró en una etapa de ligue salvaje.
Los políticos tienen listos sus perfiles para divulgarlos por todas las plataformas posibles. Anhelan que muchos se muestren interesados en conocerlos más de cerca, para pasar, así es ahora, de las palabras a los lechos lo más rápido posible. Lechos políticos, se entiende. El fin último es aparecer juntos en las boletas de la elección presidencial del 2018, para la que falta menos de un año, de modo que ya no hay tiempo de irse por las ramas o ponerse moños.
Esta fiebre de cohabitar con extraños podría considerarse una suerte de perversión. Lo es, pero todo se justifica con el afán compartido de tener más poder, todo el que sea posible. La Presidencia de la República bien vale sesiones de promiscuidad política, donde los participantes olviden los pudores de la ideología y se lancen al ruedo, a la vista de todos, como Dios los trajo al mundo.
Por eso hay un partido, el PRD, al que no le importa aliarse con el PAN o con Morena o con los dos y si se suman más pues todavía mejor. Nadie, casi nadie, se pregunta qué tipo de gobierno emanará de una alianza del PAN y el PRD. ¿En el gobierno que surja de esa alianza se echará para atrás la reforma energética como quiere el sol azteca o se borrará la reforma fiscal como quiere el PAN? ¿En ese gobierno habrá matrimonios igualitarios y derecho a la interrupción del embarazo? Hasta ahora lo que se sabe es que quiere un gobierno donde no esté el PRI. Algunos lo ven como sueño guajiro, pero la verdad es que del año 2000 al 2012 el PRI estuvo fuera de Los Pinos.
En el año 2006, con el PRI lejos del fogón, PAN y PRD estuvieron a punto, a casi nada, de descarrilar la vida institucional del país a causa del resultado de la elección presidencial. La sangre no llegó al río de puritito milagro y porque el Estado Mayor Presidencial actúo con una paciencia colosal salvando al país de un retroceso sangriento. Las cosas han cambiado y hoy los dirigentes nacionales del PAN y el PRD quieren ir juntos hasta donde tope con tal de sacar, de volver a sacar, al PRI de Los Pinos. Lo que pase después es lo de menos.
No es la única alianza en marcha. Morena y PT ya formalizaron el amasiato que emprendieron con escaso ardor en las elecciones del Edomex. Los dirigentes del PT confían en que hicieron ya buen negocio y están dispuestos a seguir las órdenes del Peje y darle los votos que recolecten, que tal vez no sean muchos pero que pueden ser, en un momento dado, definitivos.
El PRI tiene en su círculo íntimo al PVEM y a Nueva Alianza, cuyos votos, no hay que olvidarlo, lo hicieron ganar en el Edomex. Veremos todo tipo de asociaciones bizarras en los siguientes meses. Los partidos entraron a una etapa de ligue salvaje. Con tal de ganar espacios de poder en la elección del 2018, son capaces de cualquier desfiguro.
Se dice poco, pero la única alianza lógica sería una entre PRI y PAN con José Antonio Meade como candidato presidencial, pero en la danza de las alianzas la lógica no está invitada al reventón.
@soycamachojuan