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Odiosas e injustas comparaciones



Miguel Torruco ha desempeñado el papel de secretario de Turismo del gobierno federal en las peores condiciones posibles, de modo que no hay parámetros para evaluar su desempeño comparándolo con secretarios del pasado, desde la creación de la dependencia. En esa lista, la de los secretarios, hay de todo, pero lo cierto es que ninguno estuvo en el cargo en condiciones como las que hoy imperan. 
 
Lo primero que se tiene que considerar es que López Obrador es el primer presiente en décadas que no tiene un interés real en el turismo. Simplemente no está en su radar. Sus prioridades son otras y quedó claro para todos desde que resolvió parar en seco el proyecto del nuevo aeropuerto de Texcoco que fue la señal de lo que venía. AMLO siempre consideró que los políticos y los empresarios más importantes del sector eran sus adversarios políticos y que había que debilitarnos tanto como fuera posible.
 
Acaso tenía razón en cuanto a la rivalidad, pero no se tomó la molestia de hacer un deslinde entre los personajes y las instituciones. Por ejemplo, para ajustar cuentas con quienes habían exprimido al CPTM, decidió desaparecer al CPTM en lugar de llevar a los tribunales a quienes hicieran triquiñuelas. Fue un disparate colosal. El resultado es que redujo hasta prácticamente cero el margen de operación y negociación del secretario. El dinero que antes se dedicaba a la promoción ahora fondea al Tren Maya cuyas posibilidades de rodar en este sexenio son mínimas. 
 
Por si fuera poco, el presupuesto de la dependencia ha venido bajando y bajando, al grado de que la estructura misma ya lo resintió. La dependencia está en su mínima expresión lo que ha obligado a un esfuerzo de imaginación e innovación sin antecedentes. ¿De verdad alguien cree que alguno de los ex secretarios lo hubiera hecho mejor?  La respuesta es que no. Para salir de la crisis del H1N1, muy pequeña comparada con lo que hoy se vive, el gobierno federal metió toda la carne al asador. Metió todo el dinero que hiciera plata y le dio apoyo político, con el presidente Calderón incluso protagonizando algunos spots. Ahora no hay nada de nada. 
 
Buena parte de la promoción descansa en lo que quieran y puedan hacer los cónsules, que están en otras cosas. La cancillería tiene su propia agenda y promover el turismo es algo que suelen dejar para después.

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