Apuesto que Morena superará el tema del Fideicomiso de damnificados. Ahora está contra las cuerdas, parece que lo tienen cercado, pero el tiempo trabaja a su favor. Cada día que pasa es un día menos para que AMLO tome posesión como presidente de la República, que en nuestro país tiene dos vertientes, es Jefe del Estado y de Gobierno y de paso comandante de las Fuerzas Armadas. El inminente mandatario suele decir que no es vengativo, pero que no olvida, lo que sin duda es una broma macabra de dudoso gusto. De modo que las críticas irán perdiendo enjundia. Nadie en su sano juicio quiere pleito con el mero mero.
O sea, Morena saldrá del tema del Fideicomiso por pura intimidación. El poder es una larga sombra que intimida, comenzando por los medios de comunicación, por cierto, pero también a otros sectores, incluidos los consejeros del INE, que a estas alturas ya asumieron que el próximo año su sueldo será de burócratas de medio pelo. Morena superará el tema del Fideicomiso pagando una mega multa y también dilapidando parte de su capital político.
Del episodio se desprenden lecciones valiosas. La primera es que gobernar es anticlimático, incluso aburrido. La adrenalina de las plazas públicas repletas de seguidores, rara vez se siente en las oficinas burocráticas en las que se tiene que hacer mucho trabajo de gabinete. Incluso los discursos requieren un nuevo enfoque. Las palabras de un gobernante tienen un peso y un compromiso distinto a las arengas de los candidatos, que pueden prometer literalmente lo que sea, incluso la felicidad universal.
En la calentura de un mitin se vale prometer que se trasladarán secretarías a los estados, que se construirán refinerías, que se correrán a miles de burócratas o pactar la paz con los jefes del narco, pero cuando las campañas concluyen y se obtiene el triunfo, hay que sentarse muchas horas a hacer numeritos, cálculos, revisar estadísticas. Hay que saludar a la realidad. La realidad suele ver con ojos distintos las promesas de los candidatos. Tal vez, después de todo, no sea tan buena idea trasladar secretarías, construir refinerías, mandar a las calle a miles de burócratas de mandos medios, la mayoría de los cuales votó por el presidente que será su verdugo , y de sentarse a platicar con el Mencho y otros matones ya mejor ni digo.
El poder implica responsabilidad, un gran poder, como el que los ciudadanos otorgaron a AMLO en las urnas, supone una responsabilidad colosal. El tabasqueño es el candidato triunfante de la elección presidencial, virtual presidente electo, y por lo mismo no puede seguir siendo el jefe de su partido, y en esa calidad, pelearse con todos. No puede volver a las descalifaciones, ni decir que no se va a olvidar de los que criticaron sus decisiones. La defensa de Morena la deben hacer los dirigentes formales del partido, que para eso están.
No digo, para que la jauría cibernética no eche mano a sus fierros, que AMLO o sus parientes hicieron negocio con lo del Fideicomiso. Nada se robaron. De hecho me parecen loables sus aportaciones personales tan generosas. No lo regateo. Pero el Fideicomiso refleja lo que no podemos permitir para el gobierno: desorden, falta de planeación, desinterés por las normas, irresponsabilidad, voluntarismo. La reacción de AMLO a la multa impuesta por el INE es un desastre. Lanzarse a la yugular del INE augura un futuro sombrío para las instituciones nacionales por parte, no hay que olvidarlo, de quien será su jefe.
@soycamachojuan