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Seguridad, empresarios rebasan a los políticos



De un tiempo a la fecha me pregunto si podremos, como nación, sacar algo bueno del caso Iguala. Claro que no es sencillo. Estamos ante una secuencia de notas espeluznantes que desde hace más de un mes tiene al país pasmado. Cuando parece que ya vimos lo peor, que nada puede empeorar, en los medios aparecen más notas escalofriantes, más fosas clandestinas, más muertos anónimos, más cinismo. La sociedad ha reaccionado de maneras diferentes. Desde marchas multitudinarias no vistas en décadas, hasta saqueos cínicos de tiendas departamentales. El choque entre los familiares de los normalistas y el cura Solalinde demuestra que los ánimos están demasiado caldeados y nadie puede decir que tiene la verdad en el bolsillo.

La clase política parece que también está pasmada. Los políticos no han estado a la altura de las circunstancias. Muchos de ellos usan sus recursos y sus habilidades para deslindarse o vender quimeras. Un par de días antes de pedir licencia al cargo, Ángel Aguirre ordenó la inserción de desplegados en los que se autoelogiaba y decía que todo estaba bien. Hoy es, junto a Abarca, uno de los políticos tóxicos de la nación. Todos sus colegas hacen como que no los conocían, como el lastimoso caso del tabasqueño López Obrador, que salió con la cantaleta de siempre: yo no fui, fue teté. Los políticos como el tabasqueño no se comprometen, se agachan para que las pedradas les toquen a otros.

La ciudadanía está cada vez más decepcionada de sus gobernantes. Por tal motivo, otros sectores de la sociedad con más ganas que las cosas cambien, como los empresarios, han asumido el liderazgo en esta adversa coyuntura. Mientras los políticos hacen cálculos con uno puesto en la próxima elección y el otro en el presupuesto, los empresarios piden acciones concretas. En el marco de la décimo segunda Cumbre de Negocios que se lleva a cabo en Querétaro, me refiero al evento que preside el licenciado Miguel Alemán, dos de los dirigentes de los organismos cúpula del sector privado, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y el Consejo Coordinador Empresarial, demandaron al gobierno federal que emprenda las acciones necesarias para construir un pacto por México en materia de seguridad y legalidad.

La idea, como seguramente lo adivinó el lector, es crear un mecanismo similar al Pacto por México que tanto éxito tuvo para procesar afuera y dentro del Congreso reformas que aceptan el calificativo de histórico. La diferencia es que ahora el meollo del asunto sería el fortalecimiento de las instituciones y de las leyes. El país está ubicado en un carril privilegiado, y puede, con el paquete de reformas que ya son una realidad, entrar en una etapa de crecimiento económico acelerado que permita la creación de fuentes de trabajo que es la demanda más sentida de la población. La gente anhela un empleo y las reformas abren la posibilidad de que lo encuentre. No obstante, nada de eso ocurrirá si no somos capaces de poner orden en la casa. Nada será realidad si nos las pasamos encontrando fosas clandestinas.

La corrupción y la impunidad constituyen obstáculos colosales para el crecimiento económico que requiere reglas del juego claras, transparentes y estabilidad social. La primera obligación del Estado es brindar seguridad a los ciudadanos y sus propiedades. La fórmula del contrato social es sencilla: te obedezco a cambio de que me protejas y esa debe ser la guía del pacto por México en materia de seguridad. No ascenderemos en la escala social si no logramos aplacar a los demonios que se han soltado y triunfan una y otra vez.

@juan_asai

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