Muchos de los destinos turísticos más importantes del país pasarán a semáforo amarillo en los próximos días, lo que supone que pueden abrir sus establecimientos a poco más de la mitad del aforo. Estos meses, septiembre, octubre y noviembre son tradicionalmente de pocos visitantes, pero estar en amarillo abre la posibilidad concreta de que tener una temporada de invierno que ayude de manera sustantivo a recuperar parte del terreno perdido durante la muy larga pandemia.
Se ha dicho en este espacio que lo único que logrará el regreso a la antigua normalidad será la aplicación planetaria de una vacuna contra el coronavirus, lo que será en la primavera del año próximo, pero de aquí a esta fecha los destinos no pueden continuar cerrados, tienen que tener movimiento para evitar más pérdida de empleo que es lo más doloroso de esta adversa coyuntura.
Se puede adelantar que los hoteles tendrán estos meses descuentos muy atractivos y además ofrecerán a los viajeros la seguridad de que las instalaciones no serán de ninguna manera fuente de contagio, sino que por el contrario los visitantes pueden sentirse más que seguros. En proceso de la reapertura no acepta errores. Si se baja la guardia o no se toman en serio las acciones preventivas podemos ir para atrás. Ahí está el ejemplo de varios países de Europa que ya están otra vez rezando porque se les pasó la mano en la permisividad.
Pero bueno que lugares como Los Cabos, Vallarta, Acapulco o Cancún den muestra de mayor vitalidad es una de las mejores noticias en mucho tiempo. Regresar a los indicadores de antes de la pandemia tomará un par de años, pero regresaremos, lo importante ahora es que haya actividad económica y que los trabajadores del sector tengan un ingreso para sacar adelante a sus familias. En las manos de la comunidad turística y de los trabajadores y de los aliados que haya en el sector público, el turismo puede concluir este año con expectativas de recuperación.
