Está a punto de arrancar el gobierno de los 30 millones de votos. Un Presidente prácticamente conocido por todos los mexicanos y con un nivel de aceptación no visto en décadas. Un Presidente con millones de fans, que consideran que todo lo que hace está bien, que todo lo que dice es lo correcto. Un gobierno que ha generado expectativas desorbitadas, casi mágicas, que por desgracia no podrán cumplir.
El periodo de transición, que en nuestro país es peligrosamente largo, expuso ante los medios de comunicación a los funcionarios que apenas el primer minuto de este sábado toman posesión de sus cargos y que en algunos casos han sufrido un desgaste grave e innecesario. Los ejemplos menudean. El ingeniero Jiménez Espriú, que de por sí no está ya para estos trotes, asumirá el cargo de secretario de Comunicaciones y Transportes exhausto por la cruenta batalla por el nuevo aeropuerto de la ciudad. Llega sin la confianza del sector privado, con sus conocimientos técnicos muy cuestionados, sin fuerza.
Alfonso Durazno asumirá una Secretaría de Seguridad que está en el limbo. Las reuniones con víctimas fueron ejercicios fallidos y al final del día la Secretaría que encabezará no tendrá bajo su mando a la Guardia Nacional que terminó en el organigrama de la Sedena. ¿Una Secretaría para el Cisen? Al centro le cambiarán el nombre pero seguirá con sus funciones iguales. Se dice que le reportará directamente al Presidente de la República, de modo que, a pocas horas del cambio, Durazo, que parecía tener una rebanada enorme del pastel del poder, llega con un paquete de galletas de animalitos.
La magistrada en retiro, Olga Sánchez, tuvo un paso rumboso por el Senado presentando iniciativas centrales de la agenda progresista de la nación. Mañana comenzará a despachar en el Palacio de Cobián. Es la primera mujer en la historia del país en ocupar la oficina principal de la Secretaría de Gobernación. La dependencia cambió mucho. La adelgazaron a machetazos. Le quitan a la Policía Federal, al Cisen, a Protección Civil, que son, es raro que no se comprenda, no sólo cargas burocráticas, sino también herramientas de negociación.
El poder del secretario no es su buena voluntad, sino la información que maneja de todos los actores políticos del país. La Secretaría de Gobernación corre el peligro de transformarse en una agencia grandota de relaciones públicas para atender reclamos de gobernadores, líderes de partidos de oposición, curas y prelados.
A Estaban Moctezuma, que será titular de la SEP, el anuncio de que no dejarán ni una coma de la reforma educativa lo metió en serios aprietos, Por principio de cuentas, porque quedará mucho más que una coma, quedará algo estratégico: la nómina magisterial la seguirá manejando el gobierno federal, no se la dará a los sindicatos. Ese detalle tiene a la CNTE furiosa y por eso será la protagonista de la primera marcha de protesta de la Cuarta Transformación.
¿Y qué decir de Paco Ignacio Taibol II? Durante el largo proceso de transición fue uno de los peores enemigos de AMLO. Habló de expropiar, de metérsela doblada a la oposición, de que AMLO lo pondrá de director del FCE por medio de edictos. O sea una barbaridad tras otra. El caso es que su hueso tamaño caguama puede terminar en promesa incumplida. Paco Ignacio le da municiones a la oposición. Los que no lo quieren son sus correligionarios de Morena, que exigen que AMLO mande a su buen amigo de agregado cultural a las islas Fiji, pero ya.
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