El tema de la seguridad es fundamental para la industria de viajes. En México tenemos amargas lecciones recientes. La crisis de seguridad que se padeció a lo largo del sexenio pasado, y la política de comunicación política centrada en la valentía personal del ex presidente Calderón para enfrentar a las bandas de la delincuencia, resultaron nocivas para el turismo. Se habló a nivel internacional de la Guerra de Calderón. Medios internacionales enviaron a México corresponsales con experiencia en zonas de conflicto y la verdad es que tuvieron mucha tela de donde cortar. Muchos encomiables esfuerzos en materia de promoción para atraer turistas se descarrilaron, no rindieron los frutos esperados, aunque en realidad, si nos atenemos a las estadísticas, fueron aislados los casos de turistas que resultaron afectados.
Librar a un destino de una mala fama de sitio violento es muy difícil. Parte del repunte que algunos indicadores fundamentales del turismo ha tenido en este sexenio obedece a que la imagen de México a nivel internacional ha mejorado. Los corresponsales especializados en zonas de conflicto fueron reubicados y hoy llegan otros con perfil político y económico. Nadie puede asegurar que el problema está resuelto, ni de lejos, pero la decisión política de reducir los niveles de violencia, ordenando a las fuerzas del orden que se ajusten a los protocolos antes de accionar sus armas ha comenzado a rendir buenas cuentas. No se puede tolerar un nuevo tiroteo en un retén, en una persecución ni uso excesivo de la fuerza.
Todo se conjuga para permitir que en la agenda mexicana el tema de la inseguridad y la violencia sea un apartado relevante, pero ya no el único ni el más visible. Lo anterior viene a cuento porque en días recientes la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, ha sostenido reuniones de trabajo con soldados y marinos, lo que no es usual. Ante personal militar, congregado en el Colegio de la Defensa Nacional, la funcionario presentó la ponencia: “La Política del Turismo del Estado Mexicano” durante la cual estableció que el principal reto del sector turístico es generar más prosperidad y contribuir a reducir la pobreza en México. Generar prosperidad supone creación de empleos y aumento de la derrama lo que conforma una fórmula eficaz para la estabilidad social y la paz. Para conseguirlo uno de los primeros pasos es, como apuntamos arriba, mejorar la imagen de México en el mundo y presentarnos en el concierto internacional como un país moderno, confiable, con una oferta amplia de productos turísticos. Dijo también que el Estado pretende asegurar la sustentabilidad de nuestros principales destinos y lograr que las pequeñas empresas conectadas con el sector tengan acceso al turismo.
En el momento de dar datos duros, la secretaria dijo que el turismo da empleo a 3.1 millones de mexicanos, de los cuales 21.5 por ciento son jóvenes menores de 24 años. Además es el segundo sector con mayor participación de mujeres. De esta manera, en 2013 tuvimos uno de los mejores años del sector con la llegada de 23 millones 735 mil turistas, 3.5 por ciento más que en 2008, considerado el mejor año del turismo y 1.4 por ciento mayor que 2012. Por lo que respecta al ingreso de divisas en 2013 tuvimos 13 mil 819 millones de dólares, 3.4 superior al de 2008, el año histórico del turismo y 8.5 por ciento más que en 2012. Sobre el tema específico de la seguridad se refirió también al Plan de Seguridad Integral y Transversal para el Turismo que pocos saben que existe. Su objetivo es mejorar la percepción ciudadana respecto a la seguridad integral de los destinos mexicanos; garantizar al turista mejores niveles de seguridad y protección; generar confianza ciudadana en las autoridades responsables de la seguridad al turista.
@juan_asai
