Los mítines son la especialidad de la casa. El plato fuerte del menú político del nuevo gobierno. Lo de la administración pública, el trabajo de escritorio, no se les da bien, pero para los actos de campaña son los mejores, no hay quien se les compare. No debe sorprender, en consecuencia, que López Obrador vaya por otro gran mitin, uno en un Zócalo repleto de pura gente que no tiene nada qué hacer, pues será el próximo lunes en horas de oficina. El primero de julio todavía no es día festivo de descanso obligatorio, pero apueste usted que pronto se le ocurrirá a alguien de la 4T.
Será un mitin como los de antes, como los mítines del viejo régimen al que tanto se parece el nuevo régimen, para celebrar un año de la arrolladora victoria electoral de AMLO. El Peje, como todavía se le decía hace un año a López Obrador, les dio una santa paliza a sus contrincantes. Ganó de calle. Más de 30 millones de compatriotas le dieron su voto, lo que no sé es si eso habla bien del político tabasqueño o nada más ilustra la desesperación de los ciudadanos.
Lo cierto es que Andrés Manuel encarnó de manera perfecta las aspiraciones compartidas de cambio y también las ganas que tenía la gente de que llegara alguien con suficientes pantalones para castigar a los corruptos del sexenio pasado, que son legión. Cuida lo que deseas porque se te puede cumplir. A esos 30 millones se les cumplió el deseo y López Obrador despacha y vive en Palacio Nacional, donde ya encontró por ahí, junto a la cama de Benito y Margarita, un rinconcito para colgar su hamaca.
Durante su campaña, como todos los políticos, AMLO prometió casi el paraíso y la verdad es que estos primeros seis meses hemos vivido una realidad que en nada se parce al jardín del edén. Estamos ante un gobierno confuso, disparatado, desconcertante. Tal vez, al final del día, nos lleve a buen puerto. Se ve remoto, pero mientras descubrimos si son peras o manzanas el lunes tendremos bailongo en el Zócalo. Si el lector puede ir y es de los que no tiene nada qué hacer vaya y baile, dicen que tocará Margarita, La diosa de la cumbia. La colombiana es de las consentidas de la 4T.
Y después, claro, vienen los discursos. Aunque es bueno para improvisar por sus lecturas de los novelistas rusos, yo creo que esta vez Andrés Manuel sí llevará algo escrito. Todavía conserva alto nivel de aceptación y el beneficio de la duda. Sus propuestas de atenuar la desigualdad social, que en México es diabólica, y de terminar con la corrupción de los burócratas de élite, las comparte todo el país. No hay nadie que no quiera vivir en un país más justo y fraterno y a todos nos gustaría que los rateros no se salgan con la suya, pero la verdad es que hasta hoy ni una cosa ni otra.
Lo que veo es un político ansioso de construir una clientela político-electoral de largo alcance, de ahí las versiones de que busca reelegirse, y que eligió para lograrlo la opción de entregarles dinero en efectivo a millones de compatriotas. Como no hay dinero para cumplir tal meta, pues está recortando el presupuesto federal de manera despiadada, dejando en el desempleo a miles de servidores públicos, la mayoría de los cuales votó por él. Veo un gobierno desdoblado hacia el populismo de derecha, más cercano a los grupos religiosos que hacía los grupos de izquierda.
Juan Manuel Asai Camacho
@ soycamachojuan