Entre gitanos no se leen las manos. ¿Los activistas de la CNTE habrán encontrado en AMLO la horma de su zapato? El presidente tiene una estrategia para evitar que los activistas sean un foco permanente de inestabilidad y de tensión a lo largo del sexenio. Lo primero que hizo fue poner varias docenas de líderes de la Coordinadora en la lista de diputados de Morena. Dicen que son 40 de ellos, lo que les da un enorme poder a la hora de diseñar leyes y los convierte en gobierno. Ni modo de hacerse la vida de cuadritos a sí mismos.
También cedió en casi todas las demandas de la CNTE a la hora de diseñar la reforma educativa de la 4T. Adiós a las evaluaciones, recontratación de los maestros que fueron despedidos. En lo que AMLO no cederá, porque va en contra de su naturaleza de tener control absoluto, es el tema de la nómina que seguirá siendo manejada por el gobierno federal. También les ha dado aumentos salariales de grupos favorecidos. Puede decirse, en suma, que con el triunfo de Morena la CNTE ganó también. Es de los triunfadores de la elección del 2018.
Sin embargo, quieren más. Quieren ser juez y parte, patrones y empleados, quieren controlar el movimiento de los maestros dentro del sistema educativo nacional y, claro, una tajada cada vez mayor del presupuesto. Suponen que la coyuntura los favorece. Quieren sacarle todo el provecho posible en dinero en efectivo y posiciones de poder. Lo único que los tiene tranquilos, lo que no les quita el sueño, es el nivel educativo de sus alumnos. Eso es lo de menos. Los sindicatos y mucho menos las secciones que se autodenominan democráticas de la CNTE no están para mejorar la calidad de su rama laboral sino para proteger sus intereses.
Se quieren pasar de vivos pero el presidente López Obrador ya les dijo, para que entiendan, que él es “colmilludo, no tonto”. Varios lustros en la oposición lo curtieron y los activistas no lo intimidan. Les dijo también: “tener semanas de clases de martes a jueves no es ser democráticos, es ser irresponsables”. ¿Esto quiere decir que castigará a los faltistas o no es para tanto? La estrategia en suma es hacerlos parte del bando ganador para tener los beneficios pero también las responsabilidades. AMLO sabe que si los activistas siguen haciendo de las suyas, la 4T pagará los costos políticos ante una ciudadanía que ya está harta de abusos.
La cuestión de fondo, más allá de los jaloneos políticos que no tienen fin, es qué hará el gobierno para dar una buena educación a los mexicanos. Todo mundo lo sabe pero es necesario repetirlo: Hay dos igualadores sociales básicos, elementales a partir de los cuales puede construirse una sociedad más justa, sin los desequilibrios abismales de la nuestra, la educación y la salud. Para construir una sociedad más igualitaria, deseo de cualquier gobierno que se diga progresista, hay que asegurar educación de similar calidad para todos, comenzando por los niños que tienen la desgracia de ser alumnos de activistas de la CNTE.
El otro factor igualitario es la salud y en este rubro los primeros meses del nuevo gobierno han arrojado un déficit. López Obrador es colmilludo, claro está, pero su misión real más allá de mantener apaciguados a los docentes afiliados a la CNTE es que los niños mexicanos estén bien educados, es un derecho humano consagrado en la Constitución, una de las primeras responsabilidades del Estado que encabeza. La justa exigencia es que la cumpla.
@soycamachojuan