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El fin de las empresas preponderantes



Telecomunicaciones.- La reforma  en materia de  telecomunicaciones  que se  procesó el año pasado  al  interior del Pacto  por  México  tuvo dos  objetivos  centrales:  que el  Estado  mexicano  recuperara  el control de  este  sector  estratégico de la economía  y  crear  las  condiciones para  una  competencia real,  efectiva,  que terminará  beneficiando  a los  consumidores.

Se  trata  de  cambios que admiten el calificativo de  “históricos”. Rompieron una  tendencia  que se  consolidó por años, referida  al creciente poder político  de los empresarios del sector,  derivado de dos cosas:  su descomunal poder  económico  y el  desgaste  paulatino del régimen  presidencialista del partido  hegemónico,  que dio lugar  a una incipiente  lucha  democrática  que  fue aprovechada  por los empresarios de los medios para  imponer condiciones  a los políticos con aspiraciones.  Los dueños de los medios se  constituyeron  en el modelo arquetípico de los  poderes  fácticos.

En el sector hay por lo menos  tres empresarios que están en la lista  de los  hombres  más  ricos del  mundo,  me refiero a  Slim, Salinas  y  Azcárraga, con lo que esto supone  de  herramientas para  defender  sus  intereses  e  imponer,  de manera  sistemática, su voluntad.  Fortunas  inmensas  construidas  con habilidades  sobresalientes para hacer negocios,  es  cierto,  pero  también  con el cobijo  del blindaje  gubernamental para  que  los negocios  prosperaran  sin  el amago de la competencia,  lo mismo en los teléfonos  que en la televisión, donde se crearon empresas preponderantes  que  inhibían con su gran poder  la competencia.  Se  quedaron  con la tajada del león y  dejaron algunas   migajas.

Es incongruente que en el caso de la lucha  política  haya quedado atrás la era del partido político  hegemónico, casi  único  y en el de las telecomunicaciones  persistan las empresas  preponderantes,  casi  únicas.  La agenda de reformas  presentadas por el presidente  Enrique  Peña  tienen un hilo conductor: la  revitalización del  Estado,  su  reposicionamiento como poder  máximo en el país,  su efectividad para poder  cumplir  ofrecimientos.  La  reforma  constitucional se  realizó  y ahora están en curso los debates  para  la confección de las leyes   secundarias que  harán posible  que los cambios aterricen en la realidad cotidiana.

En el marco de estos debates  ya se  dieron las primeras señales de que la competencia  viene  fuerte,  pues  por primera  vez  en los anales  de la vida  empresarial del país  Televisa  y Telmex  han protagonizado encuentros públicos más  que ríspidos entre ellas,  y con el Estado,  pues advierten cómo el entorno de protección  se  desmorona.  En el caso de  América  Móvil hay acciones  que se  deben rescatar  para  apreciar  la dimensión de los cambios. Van algunos ejemplos. La  tarifa cero en interconexión en tanto sea agente preponderante, lo que ocasionará  pérdida de ingresos  en el mercado de terminación de llamadas.  La  oferta pública de interconexión y la desagregación  de la red local  darán  posibilidades  a  sus competidores  de  obtener porciones del mercado.  La ley prevé también  la  oferta de compartición de  infraestructura pasiva, con lo que los competidores tendrán  acceso a  ductos,  sitios  torres, eliminando las principales barreras de entrada,  se le obliga  a  dar  acceso a los  usuarios de  sus  competidores.

A Televisa también  le ha llovido  en su milpita.  Lo importante  es  que al final del día  la reforma  conserve  su espíritu inicial  y  que el  Estado mexicano,  a través del gobierno,  recupere el control del sector  y  que la competencia  permita  acelerar  el desarrollo  y  que más jugadores  salten  a la  cancha.  No será fácil llevar estos cambios a buen puerto,  pero  los agentes del Estado ya probaron el año pasado que sí pueden.  Pronto veremos  si un año después  pudieron  terminar  lo que empezaron,  o van  a dejar las cosas a medias.

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@juan_asai

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