La rebelión de la Policía Federal es un fracaso político para la 4T. Arruina el despliegue inicial de la Guardia Nacional en el país y en particular en la CDMX. Las protestas confirman el rompimiento entre los policías federales, el Ejército y la Marina. Será muy difícil, casi imposible, que puedan trabajar juntos en el futuro inmediato. Todos salen perdiendo. Los únicos que ganan, ya lo adivinó el lector, son las bandas del crimen organizado que este viernes están de plácemes, disfrutando del espectáculo de que la primera misión de la Guardia Nacional sea, llegado el caso, aplacar la rebelión de sus supuestos compañeros de corporación.
López Obrador y Alfonso Durazo se esmeraron en que el conflicto estallara. Se salieron con la suya. Los agentes de la PF están en paro, bloqueando carreteras y avenidas importantes, en lugar de estar haciendo su chamba, para lo que se les capacitó por años, o sea para combatir a los criminales. Ya se ha dicho en diferentes espacios, pero para comprender lo que ocurre es necesario recordar que desde que era candidato, AMLO emprendió una ofensiva sistemática contra la PF, lo cual desconcierta, pues se trata de una institución, no de una persona.
Si el Presidente tiene información consistente de que mandos de la corporación o exfuncionarios de la Segob incurrieron en corrupción con los recursos de la PF, pues que abra una carpeta de investigación y que los lleve ante un juez. En vez de eso eligió triturar un cuerpo de 40 mil elementos, lo que es inadmisible. La verdad es que nos urgen policías profesionales, no podemos darnos el lujo de perder a los que ya tenemos y cuya preparación le costó al país mucho dinero.
A la carretada de epítetos lanzados contra la PF se sumó la decisión de incorporarla a la Guardia Nacional con serias afectaciones a salarios y prestaciones. Los agentes aguantaron vara por meses, pero desde ayer entraron en una franca rebelión, lo que es muy grave, pues es un amago para romper el orden constitucional del país.
Mientras Durazo hace ofrecimientos reiterados de diálogo, AMLO no quita el dedo de la llaga. Habló de “mano negra y corrupción”, como el tabasqueño no es un comentarista político cualquiera, sino el titular del Poder Ejecutivo, tiene la obligación de pasar de las palabras a los hechos y emprender acción penal. Lo dicho, la rebelión en la PF es un fracaso político y el secretario Alfonso Durazo ya debió entregar su renuncia hace rato, pues la verdad es que fue incapaz de detener una rebelión anunciada en su propia granja.
¿El conflicto tiene remedio? Lo primero es evitar que escale y que se sumen a la protesta otras corporaciones policiacas que se sienten maltratadas por la 4T. La estrategia inicial del gobierno ha sido intentar desprestigiar al movimiento. Durazo afirma que el líder de la propuesta estuvo preso por secuestro, el Presidente vuelve a denunciar corrupción y crece la versión de que hay una “mano negra” meciendo la cuna. La idea es obtener una victoria mediática. La inseguridad que padecen los ciudadanos es algo absolutamente secundario, lo que cuenta es la carrera de los políticos. Una vez que los derroten en los medios, los presionarán para que acepten las condiciones laborales de la Guardia, sin importar el nivel académico que tengan ni su hoja de servicios. El problema real, quedó dicho, es que la Guardia Nacional arranca con el pie izquierdo. Uno de sus principales afluentes está en rebeldía.
@soycamachojuan