Viernes 22 de Noviembre, 2024 - México / España
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Con los pelos en la mano



Los líderes de la CNTE son un saco de mañas. No descubro  nada. Juegan  siempre  en el  límite entre  lo legal  y la delincuencia  organizada. Lo hacen porque pueden, el  gobierno  los  deja  y han  obtenido  buenos  resultados.  Un  día cometen  actos de vandalismo  y al  día  siguiente, en lugar  de  estar en prisión,  los  invitan a  negociar  entre  mullidos  sillones,  galletas  y lindas edecanes.  De  manera  sistemática  se  salen  con la  suya.  Presionan  por  aquí  y por allá. Doblegan  a  autoridades  —hay que llamarlas  de  alguna manera—  que  no quieren queso,  sino salir  de la ratonera. 


Sin embargo, el sentido común, vigente  incluso entre  mafiosos, los habían  librado de incurrir en errores  tan  grotescos  como  cortarle  el pelo, en algunos casos  rapar,  a  sus colegas  que no  acatan  sus  consignas.  Acaso  logren  intimidar  a algunos  de  ellos, esto  está por  verse, pero lo que no tiene  discusión,  lo que  es  evidente, es que le dan municiones  de  sobra  a los medios de comunicación, entre los  que tienen  pocos  amigos, para  que les tiren mañana,  tarde  y noche  y además  con sobrada  razón. Es una  estupidez  sin  defensa.  Un  autogol. Se trata  de un gesto  cobarde  que los pinta  a brochazos como gandallas,  cuyas  causas  no  merecen  ni  atención ni respeto. 


En efecto, si alguien tenía  un resabio de  simpatía  por  su  causa, la está perdiendo a  pasos  agigantados. ¿En qué  estaban pensando?  ¿Estaban  en sus  cinco  sentidos? Si  alguno  de  ellos  lee  este  texto,  que tome nota:  la ronda  de  entrevistas  que  está  dando la aspirante  a maestra  que  Chiapas  fue  agredida por  los  porros de la  CNTE,  le está  haciendo  más daño a la  causa  del magisterio  disidente  que  cualquier  ordenamiento  de  las  autoridades  o  los periodicazos de columnistas. La chica  agredida  trataba  de  obtener un empleo en la  Educación Media Superior.  Una  ciudadana  más  tratando de salir adelante, pero no contaba  con  que  los maestros,  en su  faceta de pandilleros,  le  quitaran su  ficha, la  jalonearan,  le cortaran mechones  y  la  insultaran  acusándola  de “charra”, cuando todavía,  ni siquiera,  es  parte del sistema  educativo.  Esos  maestros  violan los derechos  humanos. 


He  dicho,  y lo sostengo a pesar  de  todo,  que  las protestas  de  los maestros  tienen  aspectos  atendibles,  que  en realidad  estamos  ante  una  reforma  laboral  que  tiene  el objetivo central  de  que el  Estado mexicano  recupere  el control  del proceso educativo  que perdió con negligencia.  De  las  cuestiones  realmente  educativas  se  ha  dicho poco.  Vemos  escuelas  que  operan  en  condiciones  de  vergüenza colectiva y  es  obvio que el salario de los  trabajadores de la  educación se depauperó en  las últimas  décadas. Nada de  eso  autoriza  a los activistas  de la  CNTE a agredir  a la población, muchísimo menos a sus colegas  presentes y futuros.  Su violencia los desacredita y opera en favor  de  sus  adversarios  políticos. Su  derecho  a protestar,  resguardado  por la Constitución, se degrada. Claro está que los ánimos se crispan y se abre  un  abanico de posibilidades, todas ellas funestas.


Los activistas de la  CNTE se esmeran por  justificar acciones de represión por parte de las autoridades. Los ciudadanos  están  indefensos. En el pulso entre gobierno y activistas, los que siempre  salen perdiendo son los ciudadanos que se quedan atrapados  en el tráfico,  que tienen que aguantar toda clase de insultos con el pretexto de “la causa”, que es una coartada  para perpetrar toda clase de abusos. ¿Usted, amable lector, qué opina?

@juan_asai

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