La comunidad turística del país puede estar complacida, aunque no satisfecha, por lo realizado durante los primeros dos años del gobierno de Enrique Peña Nieto. Ha sido una de las áreas del quehacer nacional que sí ha logrado moverse. Las cifras de número de visitantes y de divisas captadas lo demuestran. Se han alcanzado niveles históricos. No se puede, porque sería excesivo, concentrar los méritos en el gobierno federal, ya que se trata de una actividad en las que están implicados muchos actores, empresarios y prestadores de servicios, en primer lugar, pero también autoridades estatales y municipales que han venido trabajando con seriedad y perseverancia desde hace más que dos años, muchos más, pero el gobierno federal es la piedra angular porque tiene a su cargo las tareas de infraestructura, es responsable de la promoción a nivel nacional e internacional.
Estas dos actividades son las que dan certidumbre a los empresarios para que hagan sus inversiones. Como en cualquier otro renglón de la actividad económica, la demanda de los empresarios del sector es tener reglas claras, saber a qué atenerse. Claudia Ruiz Massieu ha sido una interlocutora eficaz tanto con los dirigentes empresariales como con los gobernadores y alcaldes, y también con los secretarios de Turismo de las entidades federativas y la ciudad de México, que juegan un papel decisivo. Me gustaría anotar dos momentos complicados en los que la comunidad turística, comandada por Ruiz Massieu, ha logrado salir adelante en tiempo récord: cuando el ataque de la tormenta tropical Manuel a Guerrero y del huracán Odile en Baja California Sur. Se desplegó un trabajo eficaz y solidario que entregó frutos. Son dos estados con una problemática distinta, pero regresaron a la jugada después de golpes muy fuertes de la naturaleza.
No se regatean los méritos de la comunidad turística en estos dos años, pero es necesario apuntar que una de las razones fundamentales del repunte ha sido el mejoramiento de la imagen internacional del país que depende de cosas como las reformas estructurales y la cuestión de la seguridad, que hasta el 26 de septiembre parecía bajo control, pero ya no. Los destinos más exitosos tienen que esmerarse para aislarse de la sensación de caos y seguir adelante con sus actividades. Todos los países tienen problemas, de la forma de procesarlos depende que impacten o no en la actividad turística. Países como Egipto, Turquía, y algunos de Europa del Este tropezaron y no han podido recuperarse, pero otros mantienen niveles crecientes de ocupación como España.
Otro logro relevante de estos dos años, que ya se venía perfilando en el pasado, es el hecho de que haya voluntad política explícita para respaldar al turismo como política pública prioritaria debido al reconocimiento de que el turismo combate a la pobreza, genera desarrollo y eleva la calidad de vida de los mexicanos. Los buenos resultados deben ser un acicate.
El año próximo hay desafíos muy importantes, como sacar adelante el Tianguis Turístico México que se realizará en Acapulco, y también es un año electoral que podría afectar el diálogo entre el gobierno federal y algunas entidades. Ojalá que no sea así. El turismo tiene que mantenerse como punto de encuentro y alejarse de los jaloneos partidistas que durarán la mitad del año próximo. Todavía es temprano para conocer los efectos de la información sobre Ayotzinapa y las marchas de protesta sobre las estadísticas de la actividad turística. Lo importante claro es que el caso de los normalistas quede completamente esclarecido a la brevedad posible y a partir de ahí poderle dar vuelta a esta hoja sangrienta.
@juan_asai