Antes de ponerse mejor se pondrá peor. Los integrantes de la industria del turismo alrededor del mundo ven con esperanza que en diferentes lugares comienza la fabricación de vacunas anti Covid que son la única puerta de salida de esta crisis que ya dura un año.
Es muy probable que durante el verano la industria en pleno esté haciendo planes para cerrar el año con banderas desplegadas, para emprender el regreso, que será largo, a las condiciones prevalecientes en diciembre del 2019. No será sencillo, pero hay la capacidad de regresar. Pero antes de que se futuro promisorio llegue, México y el mundo estarán a prueba con la parte más mortífera de la pandemia que cada vez cobra más vidas.
En un comprensible esfuerzo por protegerse varios países han cerrado fronteras y puesto regulaciones severas a la gente que viaja lo que es criptonita verde para esta industria que vivirá un par de meses de verdadero terror. En nuestro país para el futuro inmediato no hay buenas opciones. Los destinos que se soltaron el pelo en diciembre ya pagan las consecuencias con el aumento veloz de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos, como Morelos y Guerrero por citar dos destinos usuales de los habitantes del Valle de México. La propia CDMX subsiste por su importancia de ser la capital del país, pero la oferta para los turistas casi ha desaparecido con cines, museos, teatros, antros, centros comerciales cerrados. La ciudad acumula semanas en semáforo rojo, las reconversiones de hospitales para recibir a más pacientes y el esfuerzo por atender en casa al mayor número posible de contagiados.
En materia turística para la capital del país la nota es que el pasmo del 2020 se extenderá por lo menos la primera mitad del 2021, lo que hay ahora son medidas de subsistencia. La situación de emergencia en la que se encuentra el Museo del Papalote es signo ominoso de los tiempos. Según notas de prensa el Papalote se encuentra en riesgo de desaparecer debido al golpe económico provocado por la pandemia de la Covid-19, por ello. La compañía lanzó una fondeadora con la que buscan recaudar 50 millones de pesos.
Debido a la crisis sanitaria, cerró sus puertas durante seis meses y reabrió con un aforo reducido durante 3 meses, del 17 septiembre al 14 diciembre. Sin embargo, la segunda ola de contagios los obligó a cerrar nuevamente por un periodo indefinido. Papalote Museo del Niño es una Asociación Civil sin fines de lucro, autónoma y que depende para operar de sus ingresos autogenerados, “estas condiciones han puesto al Museo?en peligro de cerrar definitivamente”.