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¿El PRI ya tocó fondo?



El proceso de elección del nuevo dirigente nacional del PRI pasó de noche para la opinión pública. Algunos militantes se enteraron e incluso salieron a votar, pero para la población mayoritaria el PRI es un partido irrelevante que se merece estar donde se encuentra, tirado en la cuneta viendo pasar a lo lejos el tráiler de Morena que los arrolló en las elecciones del año pasado. La decisión de abrir el proceso a la militancia, cuyo número formal, que no ­real, supera los 6 millones de personas, fue una muestra clara de que la dirigencia que está por irse, la de Claudia Ruiz Massieu, no conoce al partido y no ha hecho todavía  una lectura real de los resultados de la pasada elección.

Contra lo que muchos pueden pensar, el PRI podría estar peor de lo que está. Mucha gente imaginó que para estas alturas del año, varios de los priistas más prominentes estarían presos. De hecho muchos de los votos que recibió López Obrador fueron de ciudadanos que imaginaron que él ajustaría cuentas con algunos personajes que se da por hecho eran unos pillos consumados, pero no. A escasas semanas de que el presidente rinda su Primer Informe de Gobierno no hay nadie detenido, nadie. Si de verdad se robaron los millones que se dice, pues andan muy quitados de la pena gastándoselos. Así que el PRI está mal pero podría estar peor.

El PRI tiene muchos problemas cuyo origen es el desinterés de Enrique Peña en el proceso electoral del año pasado. Peña se concentró en alcanzar un acuerdo por AMLO y no cuidó el proceso de selección interno. La prueba es que resultó candidato un técnico de altos vuelos que ni siquiera era militante y que había sido parte del gabinete del gobierno panista de Felipe Calderón. Peña ya había ganado la elección que quería ganar, la suya en el 2012, y la presidencial del 2018 la coordinó por no dejar, porque le tocaba, pero sin pasión ni ganas de competir.

Lo único que le interesaba, ante la triunfo inminente de AMLO, era estar lo más lejos posible de las averiguaciones previas, si al partido le iba bien, mal o regular, era para él absolutamente secundario. No digo, que conste, que José Antonio Meade, haya sido un mal candidato, nada de eso. Digo que llegó ahí, a la candidatura, porque Peña no supo manejar el encontronazo Videgaray-Osorio que se veía venir desde el primer día de la administración. Si de verdad quería que Videgaray fuera el candidato, la verdad es que no lo cuidó, lo expuso, lo desgastó.

Es cierto que lo dejó elegir a Meade, amigo de Videgaray desde chamaco, pero el desinterés por la suerte del PRI era evidente como se confirmó con la ocurrencia de poner en la presidencia a Enrique Ochoa que era un completo desconocido en el partido. Peña no respetó a la militancia, jamás le importó su opinión y el hecho de que esté en España viviendo la vida loca es un caso para el psiquiatra.

El resultado es que el PRI sigue tirado. La presidencia de Claudia Ruiz Massieu ha sido testimonial, y el triunfo de ayer de Alito, el exmandatario de Campeche,  muestra que el hombre fuerte del partido será Alfredo del Mazo, del Edomex, que quiere y puede ser candidato presidencial 2024. Alito puede hacerle un gran servicio al PRI si muestra por lo menos entusiasmo y ganas de hacer política.

 

 

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Twitter: @soycamachojuan

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