El Tianguis Turístico México ha entrado, como el quehacer nacional en su conjunto, en un periodo de jaloneo propio de un año de competencia electoral. Los estados implicados han movido sus piezas, ante observadores que no aciertan a detectar, bien a bien, la lógica política detrás de las decisiones. Ahí está el caso del gobierno del Distrito Federal, un fuerte aspirante, muy bien posicionado, con palomita en todos los requerimientos, que resolvió no participar en el proceso para el 2016 y aguadar un año más para competir por la sede del 2017. Algunos dicen que porque está más cerca del 2018. Puede ser.
También llama la atención el caso de Yucatán, un competidor con cara de finalista, que tomó una decisión sorprendente que puede descarrilar sus aspiraciones: anunció que no irá al Tianguis de Acapulco que arranca muy pronto. Alegó, según las notas periodísticas cuestiones de seguridad. Si no se sienten seguros que no asistan, claro, pero al hacerlo pierden capacidad de convocatoria. ¿No se darán cuenta? Si ellos no van, cómo quieren que los estados sí vayan. Por lo menos Guerrero se puede excusar con argumentos. Yucatán entró a la puja por el 2016 con sólidos argumentos, sobre todo su vinculación con el Mundo Maya, que es un producto turístico que a todos, comenzando por el gobierno federal, interesa consolidar. Sería un Tianguis Maya. Para conservar sus posibilidades tiene que reconsiderar y mandar una delegación a Acapulco.
Dicen los que saben que el Estado de México también trató de meter su solicitud para ser tomado en cuenta. Dos estados que ya participaron y que entregaron buenas cuentas, como Jalisco y Quintana Roo también asistieron a la ventanilla de inscripciones. Según la convocatoria se vale repetir, siempre y cuando no se trate de años consecutivos. Jalisco lo hizo en Puerto Vallarta y Quintana Roo en Cancún, dos destinos de grandes ligas. Guanajuato sigue en la pelea. Quiere y puede. Hacerlo en León, argumentan, generaría una ola expansiva positiva para las Ciudades Patrimonio del estado, para sus Pueblos Mágicos e incluso para los estados del centro del país, con una oferta muy variada apuntalada en las joyas del virreinato.
De manera que el comité encargado de tomar la decisión sobre la sede del Tianguis 2016 tiene tela de donde cortar. Podría ser oportunidad para determinar las sedes del 2016 al 2018. Ya se hizo antes, la de la decisión multianual, y me parece que funcionó. Lo importante en todo caso es que ese comité, en el que hay funcionarios públicos y empresarios del sector, tomen una decisión transparente y convincente, que digan por qué sí y por qué no. La decisión de volver itinerante al Tianguis y dejar de hacerlo sólo en Acapulco fue en su momento muy controvertida. Reconozco que en un primer momento fui de los que se pronunció en contra. Me equivoqué. Hacerlo en sedes distintas revitaliza al sector y abre un abanico de oportunidades para todos. Es lógico que el gobierno federal que es el patrocinador principal y brazo ejecutar contemple su propio interés estratégico, pero su decisión no puede quedar a nivel de capricho, sino de beneficio claro para el sector en su conjunto a nivel nacional. Ese espíritu debe imperar en la decisión.