Dos expresidentes del PAN, el partido político que se creó en la década de los años 30 del siglo pasado para contener a Lázaro Cárdenas, intentaron meterse a Morena durante la pasada campaña presidencial. Manuel Espino y Germán Martínez, ambos del ala más conservadora del partido, incluso, se dice, vinculados al Yunque, abjuraron del partido que dirigieron y llenaron de palabras melosas a López Obrador, que era su bestia negra.
Espino, un agitador al servicio de la extrema derecha, siempre actuando en las penumbras, dijo que detrás de él había 800 mil votos para el tabasqueño. Germán Martínez intentó sin éxito tener un papel en la pasada campaña en el PAN. Le pidió a Ricardo Anaya una oportunidad de participar y Anaya le cerró la puerta, como lo hizo con otros militantes panistas de toda la vida. En cambio, Anaya sí se abrió a trabajar con el PRD, lo que ahuyentó del partido a muchos militantes de antaño.
Se recuerda poco, pero fue precisamente Espino quien le tomó protesta a Germán Martínez en la ceremonia que lo ungió dirigente nacional del partido de la derecha, con Felipe Calderón como testigo de honor. Al paso de los años, ese panista químicamente puro terminó formado en la ventanilla de López Obrador, el líder populista de la izquierda mexicana.
En un texto en el que intenta explicar su cambio de chaqueta, Martínez sostiene que él representó lo que quedaba del pensamiento social del PAN. Dice que el partido desatendió los reclamos de justicia, dejó de acompañar las causas de los más desfavorecidos, arrebañó a sus militantes en listas de programas gubernamentales y, confundido, creyó que gobernar es administrar gerencialmente a una nación.
Aquel grupo heredero de la tradición justiciera en el PAN, peleó muchos años para llegar a Los Pinos, y ya instalados en el poder político, en mayor o menor medida trabajó para esos factores reales de poder, unos económicos, otros culturales, algunos religiosos, y descuidó amparar y caminar con los que menos tienen, más sufren y más necesitan.
Germán sostiene que fue el propio López Obrador en persona quien le hizo la oferta para ir en una terna a la Fiscalía General de la Nación, Andrés Manuel me tendió la mano. Mientras en el PAN fracasaba con mis iniciativas, Andrés Manuel me buscó perseverante.
En el texto, Germán relata que visitó a AMLO. “Cuando crucé la puerta de la casa de Andrés Manuel en Tlalpan, el tabasqueño me esperaba en una casa pequeña y austera en condominio horizontal, sin ninguna ostentación. Tras unas puertas de cristal, un pequeño jardín. Nos acomodamos en la sala, que está junto al comedor y la cocina.
—¿Sabes por qué te invité a ser Fiscal General de la Nación?, me dijo, con independencia de los nuevos trámites para nombrar ese cargo. Porque Bernardo Bátiz me platicó un día que Manuel Ávila Camacho invitó a ser Procurador de la República a Manuel Gómez.
Germán Martínez se sumó a la causa de AMLO y obtuvo una recompensa enorme: ser director general del IMSS, una de las instituciones torales del país, una institución sin la cual no se entendería el México moderno.
Duró en el cargo menos de seis meses. Su renuncia, como su nombramiento, causaron fuerte impacto entre la clase política y la opinión pública. Le renunció al tabasqueño y además explicó las causas. Su carta de renuncia es un documento valioso que puede adelantar las causas del colapso de la 4T.
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