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4T. Juego de Floreros



Germán Martínez escribió en su carta de renuncia a la dirección general del IMSS que, al igual que AMLO, a él no le gustaba ser florero. O sea un adorno irrelevante que no toma parte en decisiones que impactan directamente su ámbito de responsabilidades.
Lo pusieron al frente del IMSS, institución toral en la historia del México moderno, pero no lo convidaron a la toma de decisiones. AMLO y la gente de Hacienda se hicieron cargo y le exigieron a Martínez que asumiera con gusto su papel de florero, y pues no le gustó y ya va de regreso al Senado, pues la 4T ha sido en extremo generosa con el exdirigente nacional del PAN, le aseguró un escaño y después un lugar en el gabinete a cambio de nada.

Germán no tuvo que hacer ningún sacrificio porque el PAN de Ricardo Anaya lo vetó, lo arrinconó y no lo quería ni de florero. Martínez le imploró a Anaya un espacio y el queretano no le hizo caso, mientras que López Obrador lo cortejó mañana, tarde y noche hasta que consiguió ficharlo. Claro que muchos seguidores de AMLO montaron en cólera, pues Martínez no hizo ningún mérito, de hecho por años fue crítico mordaz y persistente del tabasqueño y su estilo personal de competir por el poder.

Martínez deja el IMSS con titulares de 8 columnas y de inmediato se suma al Senado. Cayó parado, mientras que docenas de adoradores del Peje todavía no tienen ningún tipo de recompensa. En el lugar de Martínez en el IMSS llega Zoé Robledo, de lo mejorcito de la administración pública de Morena. Egresado del ITAM, era subsecretario en Gobernación, que no es poco, y ahora será el director del IMSS. ¿Otro florero?

Porque eso sí, las condiciones que provocaron la renuncia de Martínez no cambiarán con la llegada de Robledo por la sencilla razón de que es algo que se dirime en otras esferas, lo que nos conduce al meollo del asunto: el arranque de la administración de AMLO ha sido un desastre por la draconiana política de austeridad provocada por un hecho incontrovertible: no hay dinero para sostener los programas sociales implementados por AMLO para construir una clientela electoral fiel a Morena para las siguientes elecciones.

Dar dinero a millones de personas no es nada sencillo. Puede ser que el presidente tenga problemas con las sumas y las restas, pero eso a él no le interesa, lo que quiere es que sus programas sociales funcionen porque deposita en ellos su anhelo de pasar a la historia, porque el tabasqueño no quiere ser un buen Presidente, no se conforma con eso, piensa que tiene un lugar apartado en las monografías que pidan los maestros del futuro a sus alumnos. Quiere ser un héroe nacional junto a Juárez, Morelos, Cárdenas. No hay recursos y nadie (casi nadie) en el entorno del presidente tiene el empaque de reconocer que se equivocaron y llegan a extremos absurdos como juntar dinero para darlo a grupos vulnerables quitándoselo a los servicios de salud y educación de esos grupos vulnerables.

Es un disparate colosal que crece y crece. Es importante imponer un principio de orden. Estudiar las posibles repercusiones de los recortes y no dar machetazos para tener contento al tabasqueño. Ya lo dijo Martínez para vergüenza de muchos morenistas: los recortes son una política neoliberal que haría las delicias de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. No es posible que no se den cuenta.

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Twitter: @soycamachojuan

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