¿Cuánta verdad está dispuesta a descubrir la Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa? ¿Toda la verdad y nada más que la verdad? O tal vez, sólo la porción de verdad que ayude a derrumbar la “verdad histórica” construida el sexenio pasado.
¿La Comisión está dispuesta a llamar a todo el que tenga algo qué decir, o sólo a los que vayan a decir lo que quiere escuchar la comisión? Se vale dudarlo por el virus partidista que el actual gobierno ha inoculado a todo lo que hace. ¿Se atreverá a llamar al presidente López Obrador, cuyo nombre aparece con regularidad en la indagatoria ,o mejor por ahí no le mueven?
En uno de los fenómenos más desconcertantes de la comunicación política en el país, la factura política de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa la pagó completita el gobierno de Peña Nieto y su partido, el PRI, y no el PRD, partido en el que militaban los principales implicados.
El tema de Ayotzinapa volvió a las primeras planas en ocasión de la visita de López Obrador a Iguala. Para sorpresa de muchos, un grupo se movilizó para pedir al presidente ayuda para José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, presos, dijeron, injustamente. ¿Por qué se animaron a manifestarse? Porque asumen que con AMLO en Palacio Nacional es probable que soplen vientos favorables para el exalcalde. En una de ésas hasta le dan amnistía.
Dije arriba que el nombre de López Obrador aparece en la indagatoria no porque se le achaque alguna responsabilidad directa, nada de eso, sino por una responsabilidad política por el nombramiento de Abarca como candidato del PRD para ser acalde de Iguala. Según notas periodísticas, que pueden consultarse sin mayor problema en la red, la responsabilidad tiene dos vías: El padrino político de Abarca, Lázaro Mazón, era en ese momento un hombre muy cercano al ánimo de López Obrador que lo designó primer candidato de Morena para competir por la gubernatura de Guerrero. El propio AMLO lo destapó.
La cercanía de Mazón y Abarca era del dominio público y se extendió a un apartado muy delicado. El jefe de la policía municipal de Iguala, supuesto responsable de levantar a los normalistas y entregarlos después a los Guerreros Unidos, Felipe Flores Velásquez, ocupó el mismo puesto de jefe policiaco cuando Mazón fue alcalde de Iguala.
La otra vertiente son declaraciones del exdiputado perredista Díaz Bello quien asegura que advirtió a López Obrador, en el 2012, sobre la mala fama del Abarca y sobre las versiones de que su esposa, la señora Pineda, era parte del crimen organizado. La respuesta fue “Yo no puedo hacer nada”. Todo esto, claro, según la versión del diputado. Tocará a la Comisión recabar otras versiones.
Lo cierto es que al interior del PRD en aquellos años se conocía una versión de que Abarca habría asesinado, personalmente, a un activista agrario llamado Arturo Hernández Cardona. Una versión sin confirmar hasta el momento. Docenas de notas periodísticas dan cuenta de que tres hermanos de la señora Pineda, esposa de Abarca, fueron cabecillas de una banda que dio origen a los Guerreros Unidos.
El jefe de la policía de Iguala en septiembre del 2014, acusado del caso de violación de derechos humanos más grave en la historia reciente del país, fue capturado un par de años después de los hechos, en su propia casa, en la misma ciudad, pues solía visitar con regularidad a su esposa. Algo sin duda muy extraño.
@soycamachojuan