A seis meses del inicio del nuevo gobierno, el personaje con más posibilidades para ser candidato presidencial de Morena en el 2024 es López Obrador. Si el tabasqueño quiere y puede aparecerá de nuevo en la boleta, a pesar de ser el Presidente en funciones y de que exista una prohibición explícita en la ley.
El único obstáculo real de AMLO a estas alturas es su salud. No es tan mayor de edad, pero la verdad es que lo han corrido sin aceite en terracería, ya tuvo un infarto y está trabajando mucho, 16 horas diarias según él mismo ha dicho. Igual y para el 2024 ya está agotado y aunque le encante vivir en Palacio Nacional, justo como Juárez, deja todo y se va a su rancho de Palenque que igual y para entonces ya tiene estación del Tren Maya.
Es cierto que hay un obstáculo legal, pero también es verdad que la bancada de Morena es mayoritaria y puede forzar el cambio. Estaban en la Constitución la reforma educativa y la energética y ya no están y algo similar puede pasar con el actual contenido del artículo 83. Otros dirán que López Obrador dijo que no es un ambicioso vulgar, es cierto que lo dijo y le creo, pero también aseguró que no militarizaría la seguridad pública ni la frontera sur y ya ven. Que conste que no digo que sea un ambicioso vulgar, nada de eso, digo que suele cambiar de opinión. Pero bueno, si AMLO no se presenta, ¿quién podría ser el candidato de Morena? Contra lo que pudiera pensarse, hay muy pocas cartas, tres o cuatro nombres conocidos desde hace lustros.
Del gabinete hay dos viejas caras conocidas: Marcelo Ebrard, hoy canciller, que tiene entre sus manos la papa caliente de Trump. Esto le ha dado primeras planas, pero no hay manera de vencer a Donald. A Marcelo le puede ocurrir lo que le pasó a Videgaray, que tuvo que ver la sucesión desde la barrera. La otra cara conocida es la del subsecretario Alejandro Encinas. que pronto, yo creo que antes de que termine el año, será secretario de Gobernación. Encinas tiene empaque y no es aficionado a las ocurrencias. Son dos viejos conocidos de AMLO, que andan con él desde hace años, lo han acompañado en las victorias pero también en las derrotas, que no han sido pocas. De los otros integrantes del gabinete no se ve ningún gallo con espolones. De hecho la mayoría de los integrantes del gabinete parece que trabajan en la clandestinidad porque casi nadie los conoce, como les aguarda un sexenio de austeridad, poco o nada podrán hacer para darse a notar.
Entre los gobernadores sólo hay una, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX. Está claro para todos que es la favorita de AMLO, pero salir airosa de la ciudad va a estar en chino. La porra que el otro día le echó el Presidente, en lugar de ayudarla la perjudicó, porque si Claudia quiere ser candidata presidencial tiene que poder, ella sola, con los grandulones. Ella sola.
El otro en la pelea es el zacatecano Ricardo Monreal, que quiere y puede meterse en la contienda. Se trata de un político profesional, de alto nivel, mejor visto por la oposición que por sus correligionarios de Morena. En el Senado ya ha demostrado varias veces sus habilidades, pero lo cierto es que en el círculo cercano del Presidente se le ve con recelo, como alguien de afuera.
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