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“Hacer política” estilo CNTE



Rubén Núñez, que es dirigente de la Sección 22 de la CNTE con sede en Oaxaca, se llevó varios titulares en la prensa nacional esta semana gracias a la declaración de que él cobra por hacer política, no por dar clases. Mucha gente se sintió indignada ante el alarde de cinismo, sobre todo porque ya sabe qué entiendo Núñez por “hacer política”.


En el caso de la CNTE equivale a vandalismo. Hay diferentes modalidades. Quemar y saquear edificios públicos o propiedad de algunos partidos políticos, robar camiones repartidores,  incendiar vehículos, agredir policías, bloquear el acceso a aeropuertos, afectar el comercio, agredir a colegas que no siguen las instrucciones. Es suma tortura a los ciudadanos. 
Lo más escandaloso es que perpetran todos esos delitos con absoluta impunidad, ante la vista de reporteros gráficos y camarógrafos de docenas de medios de comunicación que reportan con detalle los destrozos. Pero no sólo eso. Una vez que terminan su labor son invitados a negociar con funcionarios públicos de alto nivel. En lugar de meterlos a la cárcel, que sería lo lógico, los reciben en sus oficinas,  los acomodan en mullidos sillones, le sirven café, galletas, son atendidos por amables edecanes y escuchan sus peticiones. Muchas veces, cuenta la leyenda,  bajan al sótano, reciben un portafolios repleto de billetes y se regresan a Oaxaca con la satisfacción del deber cumplido. Un triunfo más para la extorsión política en la que han alcanzado maestría.


¿Por qué la autoridad no los detiene y los lleva ante un juez? Por un cálculo político propio de otras épocas.  La autoridad supone que hacer cumplir la ley empeorará las cosas, los activistas se enojarán más, acusarán al gobierno de represor, dirán que violan sus derechos humanos. En el caso específico de Oaxaca no quieren enrarecer el ambiente ni lastimar el proceso educativo. El resultado  ante la impunidad es que el ambiente se enrarece y el proceso educativo está en el peor momento de la historia.


Me parece que se puede ejercer acción penal en contra de Núñez por los delitos que ordena cometer. Es autor intelectual de pillerías sin fin. Pero emprender un proceso porque no da clases y cobra por hacer política tiene pocas posibilidades de prosperar. Vandalizar  la sede de una dependencia pública es suficientemente grave, que Núñez tenga licencia para atender los asuntos de la sección magisterial que comanda no lo llevará a la cárcel, lo otro sí.
Me parece que el problema no es ése, el de la licencia, el problema es la absoluta opacidad con la que se manejan los recursos de sindicatos que operan con dinero público. Es un hoyo negro. En el saco de la opacidad caben los activistas de la CNTE, pero también los del SNTE, los trabajadores petroleros, electricistas, los del sindicato de la UNAM, de la UAM, los del Metro. En el manejo de las finanzas de los sindicatos que operan con dinero público opera el adagio de nadie sabe nadie supo, lo que se presta a toda clase de corruptelas.


¿Cómo se llegó a este extremo? En algún momento del siglo pasado el estado mexicano acordó lo siguiente con los líderes sindicales: tú me garantizas control, que no haya revoltosos y yo no me meto con tus finanzas, lo que incluye el manejo de las cuotas que es verdaderamente, ha sido por generaciones, un paraíso de gánsters. El acuerdo fue relativamente benéfico para el gobierno, en una época de incipiente madurez de las instituciones. Hoy en día es una afrenta al proceso democrático. Urge transparentar el manejo de esos recursos.

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@juan_asai

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