La pareja presidencial gusta de pasar por dos personas intelectuales de altos vuelos a quienes les gustan los libros, al grado de que no sólo los leen, sino que también los escriben, por eso no debió sorprender la presencia de la Primera Dama en el evento para lanzar las acciones de la estrategia nacional delLectura.
Tampoco debe asombrar que, en su turno al micrófono, el presidente López Obrador haya dicho que gracias a sus lecturas es que puede improvisar en sus discursos políticos que emite un día sí y otro también. De otra forma, dijo machucando a su antecesor, tendría que leerlos y me pasaría todo el día escribiéndolos.
Ahora sabemos que a Andrés Manuel le gustan los novelistas rusos, esos que escribieron novelas colosales como Tolstoi o Dostoievski.
Además de la pareja presidencial, la pieza clave del programa de estímulo a la lectura es Eduardo Villegas, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México. Villegas dijo en Palacio que la Estrategia Nacional de Fomento a la Lectura no es un programa con un presupuesto anual y reglas de operación, sino la instancia que busca cobijar, inducir y hacer visibles todas las acciones que se llevan a cabo a propósito de la lectura.
La ventaja de este planteamiento es que ofrece un margen de maniobra muy amplio para integrar planes y proyectos que no tienen como primera finalidad el fomento a la lectura y que, sin embargo, contribuyen de alguna manera.
Por ejemplo, los nuevos planos de barrio de las salidas del Metro de la Ciudad de México ahora incluirán las bibliotecas y librerías de la zona. Con la finalidad de dar un orden al universo de acciones, esbozamos tres ejes posibles de intervención. Estos ejes, que ya fueron presentados en el video, son categorías para comprender e interactuar con la realidad y no moldes absolutos o excluyentes. El primer eje lo llamamos formativo, porque agrupa las acciones que se proponen o contribuyen a formar hábitos de lectura.
Los hábitos de lectura, como la mayoría de nuestros hábitos, se forman durante la infancia y la adolescencia. Por ende, es necesario atender los tres factores que inciden en la sedimentación y refuerzo de las prácticas lectoras; me refiero a la triada que compone la propia población infantil, junto con el entorno familiar y docente.
El segundo eje de la Estrategia Nacional de Lectura se llama eje material, porque se propone conseguir la disponibilidad de los materiales de lectura; es decir, que quien tenga ganas de leer pueda hacerlo, ya sea porque conoce dónde hay una biblioteca cercana, con personal capacitado y un acervo acorde; ya sea porque tiene la posibilidad y las facilidades para adquirir los títulos de su preferencia, ya sea incluso porque las nuevas tecnologías ofrecen también textos atractivos.
El tercer eje lo llamamos persuasivo, en cuanto que tiene como meta resignificar en el imaginario colectivo el hecho mismo de la lectura. El punto es posicionar todas las ventajas del mundo escrito, tanto para el buen desarrollo individual como para el conjunto social. Estos tres ejes de intervención —formativo, material, persuasivo— abarcan respectivamente el proceso de creación de hábitos de lectura, la disponibilidad de los textos y la disposición colectiva hacia los productos escritos, así como la habilidad para descifrarlos.
Juan Manuel Asai
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