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De la Segob no va quedando nada



La Secretaría de Gobernación de la 4T no se parece a la Secretaría de Gobernación de otros gobiernos desde los tiempos del partido hegemónico, casi único. Está irreconocible. Es mucho más pequeña, no tiene dientes. Perdió la capacidad de intimidar, que es otra forma de decir que se quedó sin poder. Su capacidad para interactuar con los actores políticos ha menguado y, lo que es más importante, no tiene manera de premiar a los que se alinean o de castigar a los que se van por la libre.

Perdió presupuesto, perdió la estructura de la Policía Federal, perdió al Cisen, perdió interlocución con empresarios y directivos de medios de comunicación, está confrontada con la CNDH y todavía no encuentra la cuadratura al círculo infernal de los desaparecidos. Sería exagerado decir que es irrelevante, pero si doña Olga Sánchez Cordero se toma unas largas vacaciones, pocos lo van a notar.

El presidente López Obrador asumió de manera directa muchas de las atribuciones y otras se las entregó a las Fuerzas Armadas, en las que sí confía, a través formalmente de la Secretaría de Seguridad, aunque su titular, Alfonso Durazo, siempre va en la parte de atrás del jeep, lejos del fogón donde están los titulares de Sedena y Marina.

Cualquiera diría que López Obrador engañó a la señora Sánchez y le ofreció un cargo que sonó rimbombante unos meses pero que hoy genera poco. La caída de la Segob se expresa en las redacciones de los diarios. Hasta hace unos meses era una fuente informativa codiciada, donde se podía encontrar información sustantiva, notas de primera plana. Ahora los reporteros más curtidos de los periódicos andan en otros lados. La pregunta es si ella, Olga, sabía a lo que venía al gabinete y así dejó su escaño en el Senado, donde brillaba con luz propia.

Yo creo que López Obrador quiere a Alejandro Encinas en la oficina principal del Palacio de Cobián y que puso a Olga para mandar un mensaje progresista que los hechos han negado por la sencilla razón de que el tabasqueño no es un político progresista, ni de lejos, sino un populista conservador, evangélico, tirándole a autoritario.

Para no quedar al margen de todas las jugadas, de vez en cuando Sánchez Cordero se avienta al ruedo aunque no la llamen, como en el reciente caso de BC, en el que ha expuesto un punto de vista contrario al de la dirigencia nacional de Morena que recibe línea directa de Palacio Nacional.

Dice la nota que la funcionaria federal expresó su respeto a la decisión del Congreso de Baja California de ampliar el mandato del gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, de dos a cinco años, pero como ministra en retiro opinó que se trata de una reforma inconstitucional.

“Yo voy a respetar lo que hizo el Congreso (local), aunque en mi opinión como ministra en retiro sí te puedo decir, ya no como secretaria de Gobernación, que por supuesto, es una reforma inconstitucional, en mi opinión”, planteó.

La responsable de la política interna del país precisó que la dirigente nacional del PRI le comunicó que este instituto estudia la posibilidad de interponer una acción de inconstitucionalidad contra la decisión adoptada por el Congreso local.

Sobre si considera viable la desaparición de poderes en esa entidad, externó: “creo que lo conveniente, lo políticamente correcto y lo jurídicamente correcto es la interposición de las acciones de inconstitucionalidad y de los medios de impugnación que se tienen al alcance, a través de las instituciones del Estado y de los poderes públicos.

 

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Twitter: @soycamachojuan

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