La policía ha puesto a trabajar horas extra a los visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Sobre los escritorios de la CNDH se acumulan expedientes de violaciones flagrantes de los derechos humanos perpetradas por sujetos en uniforme. Servidores públicos que se comprometieron a proteger y servir a la comunidad, hacen justo lo contrario: torturan a la comunidad de la mano de bandas del crimen organizado de las que forman parte.
En muchas localidades no hay diferencia entre policías y delincuentes. En algunos cumplen dos jornadas de trabajo. Cuando no están en el cuartel de policía están en las guaridas de los criminales. Muchas veces sólo caminan un par de cuadras para llegar a su otra chamba. No exagero. Lo vimos en Iguala, también en Tierra Blanca y ahora en Papantla. Se trató de ataques directos, sin atenuantes, con detalles macabros difíciles de narrar.
No sólo están metidos en el negocio de proteger y servir a los narcos, sino que también forman parte de bandas de secuestradores, extorsionadores, tratantes de personas o de simples rateros. En muchos otros lugares, incluyo aquí amplias zonas de la Ciudad de México, mantienen el control sobre los narcomenudistas a cambio de una renta. Se han vuelto cínicos. A veces hasta se saludan a la vista de todos, como han contado vecinos del Pedregal de Carrasco o de la Magdalena Contreras. El desprestigio de la policía lastima toda la estructura estatal. El caso Ayotzinapa, por ejemplo, con la policía de Iguala como parte de los Guerreros Unidos, tuvo un costo político altísimo para el gobierno federal y para el Estado mexicano. Todavía se está pagando con el manejo propagandístico que han hecho los así llamados expertos internacionales (GIEI) que llevan parte de la indagatoria con una evidente agenda antimexicana.
México puede aventurarse a tomar medidas de alto impacto, como por ejemplo cambiar el esquema legal del consumo de la mariguana, pero si no cuenta con policías honestos y eficaces esas medidas no se reflejarán en más seguridad para los ciudadanos. Los uniformados solaparán o de plano llevarán a cabo otras actividades criminales con otras drogas o en otros rubros de la delincuencia. Ya estamos en la segunda mitad del sexenio y todavía no se ve nada claro con respecto a la regeneración de las policías. Si la administración concluye sin avances significativos, se tratará de un error, de una promesa incumplida, que afecta a los tres niveles de gobierno.
El Comisionado Sánchez.- Con la representación de José Narro Robles, secretario de Salud, el comisionado Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, Julio Sánchez en compañía del gobernador de Durango, Jorge Herrera Calderas, atestiguaron ayer la firma del Acuerdo de Colaboración para el Acompañamiento Preventivo a Verificaciones Sanitarias e Intercambio de Información, que permitirá fortalecer las acciones para proteger la salud de la población. El compromiso del nuevo comisionado federal es no bajar la guardia en esta lucha contra los fraudes a la salud e intensificar la vigilancia del mercado en el marco de la campaña Juntos contra la Ilegalidad.
Transparencia.- Desde su llegada a la Sagarpa en agosto de 2015, el secretario José Calzada Rovirosa se comprometió a emprender acciones orientadas a fortalecer los procesos de transparencia y rendición de cuentas en los programas y recursos que se manejan en la dependencia. El secretario entregó a directivos del Consejo Nacional Agropecuario los padrones de beneficiarios de los Programas de la Sagarpa, con la finalidad de realizar conjuntamente su análisis, revisión y actualización, depuración y detección de irregularidades.