Turismo.—A lo largo del sexenio pasado, las estrategias y acciones para la promoción turística del país se diluían ante el peso de la cobertura sobre los episodios de violencias vinculados a la guerra contra las bandas del crimen organizado. Los corresponsales de los medios internacionales destacados en México se dieron vuelo reportando balaceras, decapitados, capturas reales, capturas inventadas. Lo malo es que el trabajo reporteril se desplegaba en el marco de una estrategia gubernamental que buscaba sacarle provecho político a ese tipo de lucha. Nosotros mismos boicoteábamos los promocionales que invitaban a la gente a venir.
El nuevo gobierno aprendió la lección y no ha querido cometer los mismos errores. La idea es bajarle a la sensación de violencia, de manera que turistas e inversiones no tengan miedo de venir. Algunos funcionarios, sin embargo, parece que no saben que las cosas cambiaron. Que alguien les diga. El otro día, por ejemplo, al relatar las hazañas de un peligroso delincuente capturado, Alfredo Castillo, comisionado especial para Michoacán, dijo que se le acusaba de secuestrar niños, extirparles los órganos, pero no para venderlos, para que la gente no se asuste, sino para utilizarlos en rituales macabros durante los cuales los aspirantes de sicarios tenían que comer corazones. Se trata de una nota terrible, con potencial de darle la vuelta al mundo. Castillo, sin embargo, no presentó ninguna prueba, sino que habló de oídas, de comentarios que ha escuchado. Malo que haya dicho lo de los órganos, peor que lo diga como chisme.
¿Pensó en algún momento el comisionado especial en el efecto de sus palabras a nivel internacional? ¿Qué percepción de México busca transmitir? Los caníbales no suelen ser anfitriones encantadores. ¡Extraen corazones de niños para devorarlos en ritos satánicos, Live it to belive it! Si el comisionado quiere reanimar la actividad económica de Michoacán, que por cierto es una de las tareas asignadas a su puesto, lo que puede lograrse en el corto plazo a través del turismo, debería detenerse a pensar en las consecuencias de sus declaraciones. La comunidad turística del estado y a nivel federal tienen derecho de quejarse.
Seguridad.—Representantes del gobierno capitalino, del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia capitalina y de las industrias restaurantera y hotelera del Distrito Federal firmaron un convenio de colaboración para fomentar la seguridad y la prevención del delito en el turismo; combatir y reducir la incidencia delictiva y coadyuvar a que los establecimientos del sector se conduzcan dentro de la legalidad.
Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo local, aludió a la percepción del turista, explicó que al término del 2013, se registró la llegada de dos millones 380 mil turistas internacionales, 4.5 por ciento más respecto al 2012. En este segmento, tan sólo los Estados Unidos, que representa el 35.7 por ciento del mercado, creció10.2 por ciento. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha brindado especial apoyo al turismo, consciente de su importancia en la economía capitalina, como generador de divisas: 4 mil 438 millones de dólares al cierre del 2013, 9.2 por ciento superior al 2012; creador de fuentes de empleo: 1 millón 37 mil, 5.3 por ciento más que el año anterior; e impulsor de la inversión, un mil 174 millones de dólares.
A partir del 1 de abril, se pondrá en marcha la Policía Turística. Torruco puso como ejemplo la labor conjunta que llevan a cabo el Instituto Técnico de Formación Policial y la Secretaría de Turismo, al impartir el diplomado “Policía Turística de la Ciudad de México”, cuyo objetivo es ofrecer a los nuevos cadetes una visión general del papel que cumple el turismo en nuestra capital, así como valorar su función como “guardianes del orden” y asumir la actitud de anfitriones.
Reyes Gámiz.—En el contexto de la seguridad para turistas y habitantes de la ciudad, vale la pena darle seguimiento a la iniciativa de ley que pronto presentará el diputado local Carlos Reyes Gámiz para obligar los dueños de los antros de la ciudad a empadronar a “los cadeneros” a su servicio. La idea es identificarlos plenamente, obligarlos a que reciban cursos de protección civil y derechos humanos para generar un ambiente de mayor seguridad en las noches capitalinas. Es una buena idea, ¿cómo es que no había hecho antes?