La llamada Cuarta Transformación trae consigo un reacomodo político también en el sector turístico. El péndulo del poder se desplaza. La decisión que detona el cambio es el anuncio de la liquidación del Consejo de Promoción Turística de México, el organismo que manejaba los recursos del sector. Millones de pesos producto del impuesto de internación que, de manera por demás sospechosa, siempre quedaba en el mismo grupo de empresarios que, sobra decir, construyeron fortunas colosales.
No es que ese grupo empresarial vaya camino a la pobreza. Nada de eso. Es sólo que ahora tendrán que esforzarse para obtener el dinero que antes les caía en la manos. Se trata de una decisión política que tendrá repercusiones políticas. El grupo afectado no está manco, tiene acceso a los medios, en particular a un puñado de columnistas de peso, y venderá caro su desplazamiento.
El hecho es que el CPTM dice adiós y el dinero recaudado por el impuesto se va, completito, a la bolsa para construir el Tren Maya, la principal obra de infraestructura del nuevo gobierno. Un proyecto que el presidente López Obrador apoya de manera personal. Este desafío político marca el inicio del sexenio en el sector turístico y la llegada de Miguel Torruco a la oficina principal del edificio de Presidente Mazarik.
Torruco asume el cargo con más de cuatro décadas de experiencia en el sector. Será el primer egresado de una escuela de turismo que alcanza la titularidad de la dependencia. Un logro personal significativo. Él mismo se ha planteado un objetivo: lograr que los turistas extranjeros que visiten el país dejen una mayor derrama económica, que gasten más, para lo que es necesario crear nuevos productos atractivos, de modo que tengan experiencias por las que valga la pena pagar más e incluso quedarse otra noche.
También tiene la encomienda, por ser parte del equipo de Morena, de que los beneficios de la actividad lleguen a más gente, se distribuyan mejor. Que los principales destinos del país no sean paraísos turísticos rodeados de infiernos de marginación. Tiene a su favor que no tendrá curva de aprendizaje y que conoce a todos en la industria. Los de la industria también lo conocen a él, de modo que no hay necesidad de vender simulacros. El que quiera trabajar que se ajuste a las nuevas circunstancias.
De su reciente experiencia como titular de Turismo de la CDMX aprovechará un par de programas que funcionaron de maravilla para aplicarlos a nivel nacional. Ha tenido reuniones con todos los gobernadores y muy pronto comenzarán a conocerse los atractivos ancla de cada entidad, como un museo de Manzanero en Yucatán, o un espectáculo de piratas en Campeche. Torruco tiene que hacer más con menos. Ante la falta de recursos lo que queda es alarde de imaginación y creatividad. Ya lo ha hecho antes.
Gustavo Armenta es el nuevo director general de Comunicación Social de la Secretaría de Turismo. Se trata del periodista más destacado de la fuente turística en el país. Es conocido y respetado. No tendrá una tarea sencilla. Los voceros de las dependencias del gabinete han perdido herramientas de negociación, vulgo presupuesto para promoción, con la prensa, desde los grandes medios hasta los pequeños que por cierto menudean en el sector. Es un profesional que le puede ayudar mucho a Miguel Torruco que a partir de hoy estará en la mira de los damnificados por la desaparición del CPTM. Le van a tirar con todo.
Twitter: @soycamachojuan