Inició de manera formal el proceso de entrega- recepción en la Secretaría de Turismo del gobierno federal.
Tiene rasgos específicos que lo distinguen de otros procesos. El primero es que el actual gobierno, el de Peña Nieto, entregará en este rubro buenas cuentas. El turismo ha sido una de las, muy pocas, actividades que han dado buenas noticias a lo largo del sexenio. De hecho, llegamos a esta fecha como el sexto país más visitado del planeta, lo que hace poco parecía un sueño guajiro. De modo que el equipo del nuevo gobierno no llega a empezar de cero. Al contrario, tendrá la gran responsabilidad de no equivocarse para alargar la buena racha.
El segundo rasgo es que el secretario entrante tiene más experiencia en el sector que el secretario en funciones, lo que es muy singular. Miguel Torruco lleva más de cuatro décadas en la industria. Conoce a todos los jugadores del turismo, de la iniciativa privada y del gobierno, y ellos lo conocen a él. No habrá lugar para curvas de aprendizaje pero tampoco para vender simulacros.
El conocimiento detallado de la industria, de lo que funciona, le permitirá a la siguiente administración comenzar a operar desde el primero de diciembre. Durante su paso por la Secretaría de Turismo de la CDMX, Torruco puso en marcha varios programas innovadores que pueden llevarse de manera natural a nivel federal.
Hay que agregar algo: a diferencia de la mayor parte de los secretarios de Turismo del pasado, incluso el actual, asumir la titularidad de la dependencia es para Torruco la culminación de una carrera en el sector, y no una pausa en una carrera política que busca otras metas.
El tercer rasgo es que se tiene que llevar al turismo el concepto de la cuarta transformación, que se puede condensar en la aspiración de que el turismo sea una herramienta de justicia social, por lo que no tendrán cabida la vieja y lastimosa fórmula de paraísos turísticos con infiernos de marginación.
El nuevo gobierno, para diferenciarse de los anteriores, hará énfasis en la cuestión social, lo que es una buena noticia para los trabajadores de la industria que podrán aspirar, ahora sí, a una vida cada vez más digna. La imagen de los grandes hoteles rodeados de cinturones de miseria tiene que diluirse para dar lugar a polos de desarrollo donde los beneficios estén mejor repartidos.
La cuestión social también se extiende a la posibilidad de que cada vez más mexicanos tengan la posibilidad de conocer y disfrutar los atractivos turísticos del país. Que viajar no sea privilegio de una minoría, sino opción para todos. Asumo que es más sencillo plantearlo que hacerlo realidad, pero sí se puede. La clave es sumar esfuerzos y que los diferentes sectores participen en el programa. Es un acto de justicia.
El principal problema que enfrentará la actividad el próximo sexenio es el mismo que encara hoy día: la inseguridad. La violencia es tóxica para el turismo. Los principales destinos del país se tienen que cuidar como se cuidan las instalaciones estratégicas. Eso son.
Del equipo con el que Torruco llega a la Sectur hay que decir que se nota mucho, acaso demasiado, la mano de López Obrador. Hay de todo. No es que sus nombres generen entusiasmo, pero merecen el beneficio de la duda. Con su trabajo diario mostrarán si fue un acierto o una equivocación nombrarlos. A todos hay que desearles buena suerte. Que le vaya bien al turismo será una buena noticia para México.
Twitter: @soycamachojuan