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2016. Modelo para armar



El año 2016 es un rompecabezas. No es sencillo elegir una pieza para comenzar a armarlo. Lo más complejo es que no hay idea de qué figura terminará apareciendo en el tablero. No se sigue ningún modelo conocido. Se parte de una certeza nada halagüeña: será el año de la estrechez en las finanzas públicas. Los recortes anunciados hace semanas mostrarán su cara más fea a partir del primero de enero. El gobierno, en estas condiciones, no será la salvación de nadie. Hará malabares para salvarse él mismo. La iniciativa privada cargará con todo el paquete. La idea es que saque provecho del paquete de reformas estructurales.

Oferta miserable.—Será un año de intensa actividad político-electoral en México, donde se elegirán 13 nuevos gobernadores; y también en Estados Unidos, donde se votará por un nuevo inquilino de la Casa Blanca. Esa elección, la norteamericana, compete a todo el mundo, en particular a México, ante la posibilidad de que triunfe, como candidato republicano, Donald Trump, que ha basado su campaña en el oferta de hacer miserable la vida de los mexicanos que viven allá y los de aquí.

Politólogos con varios diplomas colgados en sus cubículos dijeron que Trump comenzaría a desinflarse en cualquier momento. Lo cierto, sin embargo, es que termina el año como puntero en los sondeos. Tiene una ventaja cómoda que no se contrae, sino que se expande. De hecho, Trump ya ha obtenido triunfos sonados, como poner en el centro del tapete de discusión en la campaña gringa el tema de la migración, con los mexicanos como villanos del cuento. El mensaje es que urge apretarles las tuercas a los mexicanos y recordarles quién manda. Lo que buscan los gringos es a quién echarle la culpa de sus insuficiencias.

Vender expectativas.—Los recortes presupuestales determinan, desde ahora, el sentido de la propaganda oficial. Los voceros del gobierno no se animan a establecer metas ambiciosas. Dicen que en el 2016 comenzará a cosecharse lo sembrado en la primera mitad del sexenio, o sea que las reformas estructurales comenzarán a mostrar sus beneficios. Más les vale. Esto conduce a ofrecer a los ciudadanos, que llegado el momento, digamos a mediados de año, serán electores, otra dosis de expectativas, pero no de realidades. Nos irá muy bien, auguran. Dirán: pronto tocará a la puerta la prosperidad.

¿Qué hará el PRI para ganar elecciones? Apelar, como siempre lo hace, a la disciplina, a la organización territorial y aprovechará que la oposición es frágil, está desconcertada, y busca opciones desesperadas para poder vencer en ciertas plazas. Esas opciones desesperadas son, por ejemplo, las alianzas entre izquierda y derecha. PAN y PRD están dispuestos a meter la ideología debajo de la alfombra, borrar aquello de “reaccionarios” y “comunistas”, olvidar agravios históricos y juntar esfuerzos para vencer al PRI.

El entorno es óptimo para las aventuras políticas, como las que representan los candidatos independientes que comienzan a brotar como hongos por el territorio nacional. Se les dice independientes para diferenciarlos, pero en realidad son políticos formados en los partidos tradicionales que sienten que no les dan los premios que merecen y se van por la libre, el caso de Veracruz es ilustrativo. Que haya incertidumbre no es una fatalidad. Es ocasión para desplegar un esfuerzo adicional personal y familiar. México ha superado pruebas mucho más complejas. De nosotros depende que el modelo para armar en el 2016 termine siendo bueno.

 

@juan_asai

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