Quienes afirman que el turismo es una apuesta ganadora en todos los ámbitos, suelen usar, para fortalecer sus argumentos, una realidad desafiante: el turismo de lujo es de los segmentos que más crecen en tiempos de crisis. A primera vista parece un contrasentido pero los datos lo demuestran. Es un hecho de que en tiempos de crisis los hoteles que la pasan más mal son aquellos de una, dos o tres estrellas, mientras que los de Gran Turismo y más suelen sortear los temporales. ¿Por qué sucede algo así? Parece tema de la sicología social, y lo es, pero su impacto en la industria de viajes en patente.
A los turistas ricos de siempre, turistas americanos, ingleses o alemanes, y a los nuevos ricos, digamos los oriundos de China, el sudeste asiático, algunos países árabes y hasta Brasil, les gustan, lo sabemos, los objetos de lujo, pero también, y esto es lo importante, las experiencias exclusivas. Una estrella en ascenso en este segmento es Dubai que se asume a sí mismo como un destino diseñado para el consumidor de lujo. Estamos ante una paradoja, por una parte el lujo es una herramienta de diferenciación social en tiempos de crisis, pero la derrama económica que genera arroja beneficios para la comunidad donde se realiza el viaje. Los turistas de este segmento quieren manifestar su poder y que están en otra liga, pero al hacerlo contribuyen a generar equilibrios sociales, sobre todo en tiempos de apremio social colectivo, como los actuales. El resultado es que los viajeros VIP convienen a todos.
Es importante señalar que no se trata de ofrecer en un mega hotel una habitación con varias pantallas gigantes, con almohadas de plumas de aves exóticas o de sábanas de miles de hilos de algodón egipcio, porque todo eso tiene un tope, lo que no tiene más límite que la imaginación es la propuesta de experiencias y aquí se incluyen en un lugar importante las experiencias gastronómicas en las que México también es potencia internacional, como lo es también en materia de spas, pesca, golf. Eso sí tal vez no haya tiendas que vendan productos que se consideran de lujo a nivel mundial.
Los expertos adelantan que para el futuro inmediato, o sea desde ya, la combinación de glamour y turismo sostenible será la tendencia ganadora, que parecen principios antagónicos pero no lo son: la gente quiere disfrutar y respetar de la naturaleza pero con todas las comodidades imaginables, digamos un jacuzzi a la mitad de una cordillera, o comida gourmet en las montañas.
Aliados.- La tecnología es la nueva gran aliada del turismo. En todas las etapas del viaje, desde la planificación, la compra de los boletos de avión, la reserva de habitaciones hasta el pago de facturas o compartir las fotos, la tecnología, en forma de dispositivos móviles, tiene una participación más directa. Es una tendencia que no tiene vuelta de hoja. Como ya comentamos hace poco el impacto se extiende hasta las acciones de promoción a través de blogs de viajes en todo el mundo.
Los cazadores de ofertas, sobre todo jóvenes universitarios, conocen desde hace tiempo los beneficios de la tecnología. De manera que en todas las escuelas de turismo del país se tiene que incorporar una asignatura denominando las nuevas tecnologías y el turismo.
Propongo que de manera conjunta la Sectur federal y las organizaciones de empresarios del ramo deberían impartir diplomados con este tema, algunos por cierto dirigidos a los periodistas dedicados a temas turísticos que harían mal en rezagarse.
@juan_asai