El turismo se coló a las grandes ligas de la geopolítica. Durante la reunión del G-20, celebrada en Cannes, Francia, se estableció que el tema del turismo será parte de la agenda de los próximos encuentros de los líderes mundiales, como una forma de reconocer su significativo potencial económico y social para la generación de empleo, el desarrollo sustentable y en entendimiento entre las naciones. Desde el punto de vista de la Organización Mundial de Turismo, esta industria puede formar parte de la solución de las dificultades económicas que afronta el mundo, como la incertidumbre económica y las tasas inadmisibles de desempleo, sobre todo entre la población más joven. El turismo puede ser, a decir de expertos de la Unión Europea, un motor de desarrollo en este periodo de profunda transición económica. No digo que en la reunión del G-20 se haya descubierto el hilo negro, nada de eso, pero sí resulta relevante que cada vez más países, comenzando por los más desarrollados del planeta, asuman que el turismo puede ser un aliado poderoso para enfrentar estos momentos de incertidumbre. Es necesario que en México tomemos el asunto con la misma seriedad. Padecemos problemas crónicos como un crecimiento económico débil, a todas luces insuficientes, y padecemos la tragedia de que la mitad de la población vive en la pobreza, lo que constituye un riesgo tangible para la estabilidad social del país.
La proclividad de la gente a viajar no se detiene. Cambiará rutas y ajustará gastos pero seguirá viajando. Eso no está a discusión. 1 de cada 7 habitantes del planeta lo hace. Esto quiere decir que el mercado global de turismo asciende a mil millones de personas. La próxima reunión de los líderes de ese mecanismo será en México, se dice que en balneario de Los Cabos. Ya se conformó un grupo denominado T-20, compuesto por los responsables de turismo de esas 20 naciones, cuya misión será defender el valor del turismo en las estrategias globales para la recuperación económica, con un sentido social y sustentable. La maestra Gloria Guevara, secretaria de Turismo de México, tiene chamba de sobra. El debate.- Miguel Torruco, de la Confederación Nacional Turística, toma el tema del turismo con seriedad encomiable. Va al fondo de las cosas. Da su opinión sin tapujos. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con él, con sus planteamientos sobre la caducidad del modelo de explotación turística, pero me parece saludable que abra el debate y sobre todo que lo incluya en la agenda que deberán desahogar aquellos políticos que aspiran a la Presidencia de la República. Para la industria sería muy bueno que en los próximos meses, antes y después de la jornada electoral, se registrara un debate nacional del más alto nivel sobre el turismo, sobre las opciones que existen para que contribuya de manera más eficaz e inmediata a la solución de los apremiantes problemas sociales.
El tema del turismo tiene que aparecer junto a otros como la seguridad, o la política energética, porque tiene justo la misma importancia. Los candidatos a la Jefatura del Estado tienen la obligación de conocer el tema y de presentar propuestas concretas. No se trata de que respondan generalidades para salir del paso, sino que se empapen del asunto. Se trata, después de todo, de la actividad que más empleos genera en el país, que ayuda de manera más eficaz a combatir la pobreza, la marginación, que ayuda a conservar el patrimonio cultural e impulsa el desarrollo sustentable. Miguel Torruco está, con sus dichos, abriendo un debate de altura. Hay que responderle, que se escuchen otras voces. Lo que resiste, apoya.