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AMLO y el contrapeso del EZLN



López Obrador cumple cien días como presidente con más poder que ninguno de sus antecesores hasta,  acaso, el sexenio de Luis Echeverría, su modelo a seguir, en la década de los años 70 del siglo pasado. Encarna una involución que muestra a los mexicanos como nostálgicos de la figura del hombre fuerte, el  que  todo lo puede. El hombre al frente del Ogro Filantrópico, aquella estructura autoritaria pero dadivosa, asistencialista, que gana una elección tras otra gracias a una clientela fiel bajo el lema: tú me mantienes, yo te voto. No falla.

No estoy seguro si en estos tres meses AMLO ha gobernado, yo creo que es más preciso decir que ha hecho lo que se le ha pegado la gana, desde cancelar el aeropuerto de Texcoco por sus pistolas, hasta mandar a consulta derechos como la libre decisión de las mujeres sobre su cuerpo. No tiene empacho en acercarse, hasta confundirse, con las posiciones de Provida porque confía en que está construyendo una clientela fiel que va mucho más allá del puñado de comentaristas políticamente correctos que se atreven a cuestionarlo.

De hecho, una de las cuestiones centrales a cien días de la toma de posesión es que no se le encuentran al gobierno ya no digamos oposiciones formales, ni siquiera de contrapesos. AMLO tampoco los ve. A un grupo que se atrevió señalar que sí querían contrapesos para lograr algo de equilibrio, el presidente los hizo picadillo y los llamó “ternuritas”, lo que habla más del presidente que de los ciudadanos inconformes.

En este contexto, hay una resistencia, una inconformidad que puede dar mucho de qué hablar en las próximas semanas y que los medios de comunicación han ignorado olímpicamente: los zapatistas. Son de los contados grupos políticos organizados y con capacidad de movilización que se han pronunciado de manera abierta en contra de AMLO aunque han tenido muy poco, casi nada, eco en los medios; me refiero, inisisto, a los zapatistas.

A finales de la semana pasada el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Congreso Nacional Indígena y su Concejo Indígena de Gobierno acusaron al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de ser la “continuidad” de los gobiernos neoliberales desde Miguel de la Madrid, quien empezó la verdadera “Cuarta Transformación” pues con sus “consultas simuladas” sólo pretende imponer los megaproyectos en todo el país y le apuesta al exterminio de todos los pueblos originarios.

Los indígenas rebeldes lamentaron y condenaron la muerte de Samir Flores en Morelos, quien luchó hasta el último momento de su vida en contra de la termoeléctrica, y señalan también al gobierno de López Obrador. “A Samir lo mató el régimen neoliberal; no sabemos si el Gobierno, si los empresarios, si sus cárteles delincuenciales, o, si los tres juntos.. “Va contra nosotros y nuestros territorios, va por el exterminio de nuestros pueblos en cada rincón, y para ello tiende una guerra que sufrimos hoy con luto y coraje”.

Además de los mandos formales zapatistas que operan en las montañas de Chiapas, otros indígenas movilizados se posicionan en contra de AMLO. La exaspirante presidencial indígena María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, dijo que los megaproyectos anunciados por el Gobierno, como el Tren Maya, Aeropuerto en Santa Lucía o el corredor del Istmo, son la continuación del despojo de las tierras a los pueblos indígenas de México, y consideró que las consultas están “amañadas”, preparadas para que digan “sí”. Por eso no esperamos nada de AMLO, sentenció.

 


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@soycamachojuan

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