La decisión del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, de colocar sobre la mesa el tema de los salarios mínimos, de su insuficiencia notable para satisfacer los requerimientos básicos de una familia, ha dado lugar a un debate de alcance nacional en el que se han escuchado todo tipo de planteamientos. Desde las voces de los alarmistas que auguran catástrofes de alcance bíblico. Si el tema se toca, hasta quien supone que se trata de firmar un par de decretos para asegurar el bienestar de los mexicanos. Ambos extremos nos conducen a un callejón sin salida. Pensar que los salarios mínimos deben ser intocables pues una pequeña alteración generaría una hecatombe financiera, supone que no tenemos ningún margen de acción, que estamos atrapados en una fatalidad, lo que desde luego es falso. Cambiarlos es un proceso complejo, pero no imposible. Lo justo es intentarlo.
El Jefe de Gobierno se prepara para defender su propuesta pese a las reacciones iniciales en contra las cuales, hay que decirlo, se han ido diluyendo. No se trata de una medida populista. Se trata de voltear a ver un asunto, el de los salarios, que ha estado en el olvido por demasiado tiempo generando desequilibrios colosales. El gobierno federal, renuente de entrada, ya ha dicho, por medio del secretario Navarrete Prida, estar abierto para encontrar acciones que al final del día beneficien a los trabajadores. Nadie puede estar en contra de eso. Mancera ya cuenta con un documento preparado por su equipo de trabajo con el concurso de especialistas del Colegio de México en el que se plantean las medidas a seguir para hacer posible una política de recuperación de los salarios mínimos, en el Distrito Federal pero también en México.
El documento considera buscar un acuerdo nacional para incrementar el ingreso de los trabajadores a 82.86 pesos en 2015. Actualmente el salario mínimo tiene dos categorías, para el área geográfica “A” de 67.29 pesos diarios y el área “B” de 63.77 pesos. La propuesta propone superar la línea de bienestar mínimo de los asalariados con menores ingresos, partiendo con el incremento de 67.29 a 82.86 pesos e iniciar un incremento gradual que llegaría hasta los 171 pesos al concluir el actual sexenio. Se ha visto con buenos ojos que los salarios mínimos dejen de ser referencia de otros precios y variables ajenas al mercado laboral, esto a través de la emisión de una Ley General de la Unidad de Cuenta del Estado Mexicano. Actualmente, como se ha destacado en varios espacios, los salarios mínimos sirven de referencia en por lo menos 250 leyes y reglamentos en todo el país, situación que termina por afectar cualquier movimiento al alza que se quiera hacer del salario, en tanto que al realizarse, de manera automática aumenta los precios o las referencias en estas leyes. Se plantea fortalecer la autonomía, institucionalidad, representatividad y capacidad técnica de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
Casa Blanca.—Se ha dicho poco pero el tema aunque en un contexto distinto ha estado presente en la agenda y plan de acción de Barack Obama. El presidente norteamericano hizo hace poco un llamado a los gobiernos estatales para sumarse a poner en el centro de la discusión elevar el nivel de vida de los trabajadores en EU. Como otras propuestas de Obama la de los salarios encontró la resistencia de los republicanos en el Congreso de aprobar el aumento, son 13 estados más el distrito de Columbia los que han aprobado iniciativas para elevar el salario mínimo. El tema apenas comienza tanto para Obama como para Miguel Ángel Mancera. Obama lo planteó así: nadie quien trabaje tiempo completo debería tener a su familia en condiciones de pobreza, ya que un día de trabajo duro merece un sueldo digno.
@juan_asai
