Morena se regodea. Se deleita con su carácter de nueva fuerza política hegemónica en el país. El pasado fin de semana fue ilustrativo. En la noche del sábado aplastó a la oposición con un alarde de agandalle que remite a las épocas del PRI más rupestre.
Por la mañana del domingo se auto celebró como el niño dueño del balón.
El presidente invitó a Palacio a un grupo de aplaudidores profesionales, entre ellos varios empresarios súper acaudalados que poco días antes eran de la mafia del poder y ahora salieron capitalistas consentidos de la 4T.
Los aplausos ponen contento al presidente que desliza por aquí y por allá una tímida auto crítica. Nos por presumir, dice la propaganda y ni modo hay que replicarla por todos lados porque de eso sobreviven los medios y no es momento de que nadie se ponga digno.
El día del presidente del nuevo gobierno resultó muy parecido a los de antes con el detalle de que hoy primero fue la fiesta y horas más tarde se cumplió el protocolo de mandar a la secretaria de Gobernación a San Lázaro.
De hecho, el evento del domingo en la mañana fue bautizado como Tercer Informe de Gobierno al pueblo, y lo del Primer Informe quedó la para la tarde en el Palacio Legislativo. Morena de ceba con la oposición, la humilla, lo que genera resentimientos que se pueden provocar sesiones más que turbulentas en el Congreso.
La jugarreta de Porfirio Muñoz Ledo fue una acto de rudeza innecesaria. La bancada de Morena se tansformó en la bancada del PRI de la década de los años 70 del siglo pasado.
En lugar de la aplanadora tricolor está la aplanadora guinda que está comandado en San Lázaro por un viejo priísta precisamente de esa época, de los años 70 que fue cuando Porfirio comenzó a jugar en las grandes ligas y aprendió buena parte de las mañas que hoy está poniendo en práctica. Más sabe Porfirio por viejo.
Al otro día el presidente redondeó la faena y durante el largo auto elogio que hizo las veces de informe dijo al referirse a la oposición, sin ánimo de burla, que sus adversarios están moralmente derrotaos y por eso él gobierna solo con dos dolores de cabeza, Trump y sus propios correligionrios de Morena que quieren reeditar el viejo cuento de las tribus que colapsó al PRD.
La oposición hasta el moento le hace lo que el viento a Juárez, o sea ni siquiera lo despeina. La oposición puede regresar, porque la popularidad de AMLO y Morena puede bajar, no siempre seguirá en la estratósfera.
Más allá de estrategias y tácticas, si la oposición quiere hacer algo de aire tiene que seguir el ejemplo de AMLO y trabajar desde antes que salga el sol, mientras estén tumbados en la hamaca esperando tiempos mejores no pasará nada. Los tiempos mejores hay que construirlos.
Con respecto a que la oposición está moralmente derrotada puede decirse que muchos de los personneros del gobierno, comenzando por Manuel Bartlett, siguen en la pelea política de milagro.
A Bartlett se le vinculó con el asesinto del columnistga Manuel Buendía, con la caída del sistema de cómputo electoral, con la represión a Clouthier y hace poco quedó al descubierto su colosal patrimonio, de modo que eso de las derrotas morales en muy relativo.
Lo importante, lo repito, es sudar la camiseta, ocupar los medios y las redes y poner al descubierto los puntos vulnerables del nuevo régimen que son muchísimos, comenzando por la seguridad y el crecimiento económico.
@soycamachojuan
