El nuevo gobierno ya no es tan nuevo, está por cumplir seis meses, pero opera en relación con el pasado. El discurso dominante es: las cosas ya no serán como eran antes, o sea hasta noviembre del 2018.
La pregunta es cuánto tiempo más podrán las nuevas autoridades limitarse a demonizar el pasado antes de empezar a dar resultados, a cumplir con su responsabilidad pues ya tienen un semestre en el cargo, tomando decisiones.
El ejemplo natural es el tema de la seguridad. Como los de antes nos dejaron un cochinero, pues nosotros no podemos hacer gran cosa, de hecho casi nada. La sensación de inseguridad permanece e incluso se agudiza. La gente tiene hoy más miedo que hace seis meses, lo que es un dato que se puede confirmar en todas las charlas de familia, en la oficina, en la escuela, en el mercado, en todos lados.
Estoy seguro que hay un desgaste y que el teflón que sirvió en los meses pasados comienza a caerse, como los índices de aprobación. En materia de seguridad les ha servido mucho la expectativa de la Guardia Nacional y dicen ahora que empiece a funcionar las cosas, ahora sí, van cambiar. ¿Lo harán?
Pero la seguridad no es el único tema donde el pasado sirve para sacar las castañas del fuego. Ahí está el ejemplo más reciente de la crisis por la mala calidad del aire en la megalópolis. En medio de la contingencia sobresalió la voz de la jefa de Gobierno de la CDMX diciendo: el gobierno anterior no dejó por ningún lado el protocolo de qué hacer para combatir las partículas suspendidas.
El pasado gobierno, encabezado por Miguel Mancera, quien fue candidato elegido por Marcelo Ebrard, que tampoco hizo protocolo para partículas suspendidas. Mancera es ahora adversario, pero Ebrard es el canciller y el principal contendiente de Sheinbaum para la candidatura presidencial de Morena en el 2024
En pocas palabras, la culpa no es del actual gobierno, sino del de Mancera y antes, del de Ebrard. ¿Quién estaba antes de Ebrard? Pues López Obrador, durante el cual la jefa de Gobierno era titular de Medio Ambiente. Ninguno de ellos preparó un protocolo para partículas suspendidas. El pasado los alcanzó. Claudia es una experta del tema, o al menos así la presentó en público López Obrador. Los días de contingencia le han pegado en su imagen, en la percepción que de ella tienen los ciudadanos.
Vale la pena recuperar parte de un texto de la revista Letras Libres, que no ve con buenos ojos a la 4T, pero que desentraña lo que un líder debe hacer en un momento de crisis y que, desde su punto de vista, Sheimbaum no ha cumplido. Durante una crisis, un líder tiene que desempeñar con oportunidad, empatía y contundencia tres tareas fundamentales: Darse cuenta de que se está enfrentando una crisis (sense-making).
Comenzar a tomar decisiones para enfrentar la crisis (decision-making). Informar y explicar, con una narrativa clara y creíble, qué originó el problema, cómo se está atendiendo y qué se va a hacer para que se resuelva y no vuelva a suceder (meaning-making). Lamentablemente, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, no se está desempeñando bien en esas tres funciones: El gobierno tardó demasiados días en aceptar que la situación era una crisis. Hay un costo político por la sensación de abandono que experimentaron los habitantes de la metrópoli. ¿Usted, amable lector, cómo califica el desempeño de las autoridades en esta crisis?
Juan Manuel Asai
[email protected]
Twitter: @soycamachojuan