Claudia Sheinbaum ya le ganó dos veces a Ricardo Monreal, su rival en la contienda por la candidatura de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. La primera vez fue en aquella encuesta de infausto recuerdo en la que apareció como la mejor ubicada para la candidatura. Claudia no solo ganó sino que salió a los medios a regañar a Monreal por no aceptar de inmediato su derrota. Fue bullying.
El zacatecano montó en cólera. Dio señales de rebeldía que muchos creyeron genuina, pero no. La segunda victoria de la delegada en Tlalpan se registró el lunes pasado en el Auditorio Nacional. Ahí, a la vista de todos, para despejar cualquier duda, Andrés Manuel López Obrador le levantó la mano a Sheinbaum confirmando que ganó por KO.
Desde la lona, aguardando con la mirada perdida la cuenta de diez, Monreal subió un video en las redes donde asume las cosas como son: se queda en Morena en espera de que López Obrador gane en el 2018 y le dé un puesto en su gabinete. Sabremos si tiene sentido su aspiración el próximo 14 de diciembre cuando El Peje destape a su gabinete presidencial. Dicen los que saben que Monreal aparecerá en la casilla para secretario de Gobernación. Es un gabinete virtual, es cierto, pero tal vez explique por qué la rebeldía se transformó en mansedumbre y Monreal, que algunos días pareció un gladiador, terminó siendo pastorcito bucólico.
Con Sheinbaum amarrada sólo falta en Morena formalizar la candidatura de López Obrador. Es suya, desde luego, pero para darle un cierto aire democrático, para que no le digan que se auto corona como Napoleón, hará una encuesta y dijo que todo el que quiera se puede inscribir. Es un mal chiste. Dicen por ahí que para aprovechar los reflectores y que se hable de él, Fernández Noroña se inscribirá, aunque quede en quinto lugar en una contienda de dos. La encuesta será un desgaste innecesario y motivo de cientos de Memes.
Para Morena lo importante ahora es conservar la ventaja. Sus contendientes no están tan lejos y eso que no tienen candidatos ni han comenzado a mover sus maquinarias. Tanto el PRI como el Frente Ciudadano pueden llenar sin mayor problema el Auditorio Nacional. La cuestión es saber si los grupos de poder, como los empresarios, la iglesia, los gringos están dispuestos a confiar en que López Obrador no meterá al país en un tobogán que nos deje como Venezuela. Ese será uno de los ejes narrativos de la inminente campaña.
Hablando de eso, la campaña de Morena en la Ciudad de México no será un paseo dominical. Nada de eso. Para Sheinbaum será complicado, casi imposible, hacer campaña en varias delegaciones como Xochimilco o Tláhuac, en las que los delegados de Morena se han ganado el repudio de la gente. En su propia delegación, Tlalpan tiene cuentas pendientes. Competirá con una candidata que llega inesperadamente fuerte, como es Alejandra Barrales que tendrá de su lado a los integrantes del Frente Ciudadano pero también no hay que perderlo de vista al gobierno central que no es poca cosa. Además al PRI le ha brotado un inusual interés por competir fuerte, en serio, en la ciudad. El presidente Peña le ha dado manos libres a Eruviel Ávila para conformar a su equipo y tendrá recursos para hacerse sentir. Ya lo verán.
@soycamachojuan