Cuenta la leyenda que Claudia Sheinbaum terminó encargándose del proyecto de los segundos pisos de Periférico porque la persona a la que les correspondía hacerlo, prefirió no entrarle. Claudia, que estaba en Medio Ambiente, le entró y hoy es la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y cuenta con el respaldo de AMLO para enfrentar a los grandulones.
Lo anterior refleja que el estilo personal de gobernar de Andrés Manuel no ha cambiado en lustros, quienes se sorprenden es que lo acaban de conocer. López Obrador quiere sacar adelante algo, un problema, un proyecto, y elige de entre los suyos a quien pueda con el paquete, aunque despache en una dependencia que poco o nada tenga que ver con el tema del asunto. Como Ebrad conoce a AMLO desde ese entonces no le sorprenderá que AMLO le haya encomendado una misión imposible y le haya dado autoridad sobre el gabinete en su conjunto, aunque al hacerlo haya pisado territorios ajenos y enturbiado las aguas de la administración pública.
La misión de Marcelo es una carrera contra el tiempo, que tiene plazos fijos, y contra el carácter de Donaldo Trump, que es absolutamente inestable. Apuesto que Marcelo ya lo sabe. No hay forma de salir de esto con banderas desplegadas. No la hay. Lo que puede hacer es ganar tiempo, disminuir los daños, distraer a Trump para que piense en otra cosa y, claro, emprender una cadena de oración de las que son del agrado del pastor evangélico que despacha en Palacio y vive al lado de los aposentos de Juárez, ¡del Benemérito!
AMLO quiera reventar a Marcelo mientras le echa porras. De hecho , para eso precisamente están los integrantes del gabinete, para que sean ellos los que truenen y no el presidente, pues eso ocasionaría una espiral de inestabilidad que afectaría al país en su conjunto. Lo digo porque las posibilidades de que Marcelo salga vivo de este enjuague son mínimas. A Trump no le interesa tener una relación “bonita y sagrada” con México, nada de eso. Lo que le da votos es ubicar a los mexicanos como enemigos y a la frontera como puerta del infierno, de modo que para los siguientes meses vienen cosas todavía más duras, lo del Tercer País Seguro será lo de menos.
Lo más probable es que Marcelo quede tirado en la cuneta, exhausto, aunque con la bendición de su jefe. La suerte de los personajes individuales es lo de menos, me parece que, siendo optimistas, con ganas de verle el lado positivo a las cosas, algo bueno puede salir de este enredo, y es el hecho de que por fin el Estado mexicano asuma el control de su frontera sur. Por décadas ha estado al garete. Dejada a la buena de Dios. Como hoy Trump anda furibundo, pues acá ya nos pusimos las pilas.
Es poco probable que Trump quede contento con nuestro desempeño, pero si conseguimos saber nombre y apellido de cada persona extranjera en territorio nacional por la frontera sur será un gran logro. El desorden imperante en esa zona abona a la corrupción, la violencia y el abuso sin límites. Hay narcos, polleros, tratantes que tienen ahí un paraíso, casi siempre con la complacencia o franca complicidad de autoridades mexicanas. Eso tiene que terminar con o sin la presión de Trump. No se trata, para que no haya malentendidos, de reprimir a nadie, se trata de que todos los implicados, migrantes y mexicanos cumplan las leyes, eso dará lugar a la seguridad que todos anhelamos.
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