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Lo que ven es lo que hay



Con respecto a los aspirantes a la Presidencia de la República, lo que ven es lo que hay.

El menú conocido es absolutamente anticlimático, lo reconozco, pero más nos vale hacernos a la idea de que el próximo Presidente de la República será uno de ellos. El que hacer nacional no tiene un as bajo la manga. De entre los más de cien millones de mexicanos, hay cinco o seis nombres, no más, con posibilidades reales de ser el próximo Presidente de la República, porque son buenos para el juego del poder, para la grilla partidista. Han ido superando etapas hasta llegar al umbral de la boleta 2018.

La actual generación no es ni mejor ni peor que otras. La verdad es que usualmente no gana el mejor. Ahí está el caso de Fox, Cárdenas y Labastida Ochoa en el año 2000. O qué me dicen de Calderón, Madrazo y López Obrador en el 2006. Casi todos recuerdan al grupo del 2012, con Josefina, López Obrador y Peña Nieto.

No recuerdo todos esos nombres para provocar una depresión colectiva. No es un desplante sádico, sino para contribuir a que pongamos los pies sobre la tierra y nos atengamos a lo que hay y que de esas opciones nos pronunciemos por la mejor. ¿Qué tenemos?

López Obrador está por tercera vez en la boleta. En la primera casi gana. Algunos dicen que ganó pero le hicieron fraude. En la segunda Peña le ganó por 3 millones de votos, que son muchos. En la tercera arranca como puntero. Ya tiene su propio partido en el que sólo sus chicarrones truenan. Hoy cumple 64 años, aunque como lo han corrido sin aceite parece unos diez años mayor. Hay mucha gente que lo ve como una esperanza de cambio. Nada me gusta reconocer que no está en la política para hacer dinero, pero a pesar de que tiene lustros buscando ser presidente todavía no ha presentado una idea que me parezca atractiva.

Sus propuestas dan lástima. Quiere vender el avión presidencial y comprar una avioneta y dispersar a los burócratas, con todo y sus familias, por el territorio nacional. ¿En serio? Hace unos días, Roger Bartra, que es un académico de grandes ligas, dijo que López Obrador representa al peor PRI, al del antiguo régimen en su máxima expresión.

Ricardo Anaya llegó hace muy poco a los puestos de decisión. No tiene ni carrera legislativa ni en el servicio público, pero ha subido como la espuma en los dos últimos años y creó el Frente Ciudadano para ser candidato a la Presidencia. No ha sido secretario de Estado ni gobernador, de manera que desconocemos sus habilidades para cargos de más responsabilidad. Sabemos que su familia radicó por años en Estados Unidos y que sus suegros han tenido una racha espléndida y ya son millonarios. Si fue por corrupción o por suerte todavía no se sabe.

José Antonio Meade es un servidor público heredero directo de la tecnocracia liberal que llegó al poder desde tiempos de Miguel de la Madrid. Ya era secretario de Hacienda cuando su amigo Videgaray estaba tratando de que Peña Nieto fuera presidente. O sea que no le debe su carrera a ellos, aunque sí su vigencia y sus posibilidades de alcanzar la candidatura presidencial en el partido que no milita. Conoce fortalezas y debilidades del Estado mexicano. Si es candidato abanderará un partido que tiene una docena de gobernadores perseguidos por la ley, algunos de ellos ya en la cárcel.

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@soycamachojuan

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