A pesar del enorme poder político que tiene en las alforjas, para López Obrador era importante ganar también Puebla. Si lo conseguía prácticamente habría sacado al PAN de la carrera presidencial 2024, pues el blanquiazul no hubiera contado con una entidad ancla a partir de la cual emprender un trabajo político articulado. La ratificación del triunfo de Martha Erika Alonso coloca a Rafael Moreno Valle, que ya es coordinador del PAN en el Senado, como el aspirante mejor perfilado para obtener, ahora sí, la nominación presidencial de su partido.
Ante la debacle de la oposición en el Congreso, los contrapesos para AMLO están en algunos estados de gran relevancia, comenzando con el Edomex. El Estado de México será el enclave desde el cual del PRI podría intentar volver a la competencia. Es el estado más poblado, con el mayor listado nominal y con recursos abundantes. Desde luego también tiene problemas gravísimos, pero es una plataforma idónea. Alfredo del Mazo se convertirá de manera paulatina pero inexorable en el priista de mayor peso. Ya es el único que tiene un carril para la carrera presidencial. Los demás priistas andan desperdigados y todavía adoloridos. El grupo Atlacomulco, molesto con Peña porque no lo consideró para la grande, está en vías de reagruparse.
La primera escala, en la que ya tienen puesta la mirada, son las elecciones intermedias, en las que suponen que el desgaste al que está sometido el gobierno de Morena hará que la correlación de fuerzas en el Congreso sea más equilibrada. Hay otros gobernadores opositores relevantes. El que va a paso veloz es Enrique Alfaro, de Jalisco, que es un estado relevante. Alfaro es un político echado para adelante, con respaldo popular y con los recursos de un estado tan poderoso como Jalisco. Ya vimos que no le tiembla la voz para enfrentarse a AMLO.
El Bronco en Nuevo León también puede ser una piedra en el zapato del Presidente. Quiere volver a competir. Los empresarios regios pueden usarlo como punta de lanza para hacerse sentir en el torno del Presidente, que por ahora parece inexpugnable. Silvano Aureoles es casi lo único queda del PRD. Es hábil y conoce muy bien los lados de flacos de Andrés Manuel de quien fue compañero. Pero regresemos a los contrapesos. Las bancadas de la chiquillada en el Congreso no podrán hacer mucho frente a la aplanadora de Morena, aunque va vimos que los cambios constitucionales no serán automáticos.
El contrapeso con recursos será media docena de estados de la República con manera de hacerse escuchar en los medios. Éstos son: Edomex, Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Michoacán y ahora Puebla. El gobernador priista de Campeche cayó en la bolsa de AMLO como resultado de los proyectos del Tren Maya y de refinación de petróleo que lo tienen entregado a Morena, simplemente porque no puede decir que no. Del nuevo gobernador panista de Guanajuato no es fácil hacerse una opinión pues todavía sus dichos no pesan a nivel nacional, pero no hay que perderlo de vista.
Las gubernaturas fuertes de Morena son la CDMX y Veracruz, ambas con un peso electoral mayúsculo. Asegurarse Puebla hubiera sido como la cereza del pastel, pero no. Claro que todavía falta que esos personajes que nombramos: Martha Erika Alonso, Del Mazo, Alfaro, hagan un buen gobierno, que les permita enfrentarse a la maquinaria de Morena, que si bien ahora intimida puede desbarrancar, pues no hay victorias definitivas y pronto, tal vez en un par de años, el péndulo político dé otro vuelco.
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