Arranca este lunes la semana de Ayotzinapa. Las fuerzas de seguridad del Estado elevaron su nivel de alerta. No se olvida que el primer aniversario de la matanza de Aguas Blancas movilizó a la guerrilla. A partir de hoy y hasta el próximo fin de semana, el tema que dominará el debate nacional será lo ocurrido la noche triste del 26 de septiembre del año pasado, en Iguala y Cocula, en el estado de Guerrero. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa marcó un punto de quiebre en la administración del presidente Peña Nieto. El impacto político de lo ocurrido tuvo repercusiones nefastas para la imagen del país a nivel internacional, golpeó la soberanía pues se tuvo que abrir la puerta a instancias extranjeras, como la OEA, y conformó al interior un clima de desaliento y crispación. Lo anterior se sumó a una secuencia, que parece interminable, de malas notas en el ámbito económico.
Los peritos.- De hecho el tema de Ayotzinapa fue tomando posiciones importantes en los medios con el debate entre peritos contratados por la PGR y otros de la OEA, sobre un punto clave de la investigación: lo ocurrido en el basurero de Cocula. La versión oficial sostiene que ahí los cuerpos de los normalistas fueron incinerados. Una vez que fueron reducidos a ceniza se metieron a bolsas de basura que se tiraron a un río. La versión de la OEA es que no hay señales en el lugar de un incendio de las dimensiones que se hubieran necesitado para incinerar a más de cuarenta cuerpos. La opinión pública sigue el debate con estupor, pues eso del tamaño de las llamas genera en la imaginación estampas por demás dantescas.
Encuentro.- El jueves el foco informativo será la reunión pactada entre los familiares de los desaparecidos y el presidente de la República. Estar cerca de las víctimas, atender sus demandas, escuchar sus inquietudes, forma parte de la estrategia para procesar políticamente el caso. El costo político que se ha pagado hasta el momento es muy alto. La idea es que no crezca más el adeudo. Es un encuentro de riesgo, pues los familiares están acompañados por activistas que tienen una agenda política propia, que consiste en debilitar al Estado del que son adversarios. Cabe destacar que el PRD, partido al que pertenecen los implicados, ha logrado escurrir el bulto. Todavía hace un par de días, en el colmo del cinismo, Carlos Navarrete decía que el PRD no se debe dejar acribillar por el caso Iguala, en una declaración que forma parte del esfuerzo por trasladar las responsabilidades al ámbito federal y seguir tan campantes.
La investigación.- El gobierno ha tenido avances sustantivos en la investigación de los hechos, pero no ha podido comunicarlo con eficacia a la sociedad. Se dice poco pero logró desmontar la estructura del grupo criminal autodenominado Guerreros Unidos, del que formaban parte los agresores y sus cómplices en el gobierno de Iguala, comenzando por el matrimonio Abarca. La captura más reciente, la de Gildardo López, es la gran oportunidad para arrojar luz sobre los puntos oscuros. Se trata de un responsable directo de la masacre, pues era el jefe del grupo criminal que dominaba la plaza. El Gil puede revelar qué funcionarios estaban en su nómina y a cambio de cuánto dinero traicionaron a la patria.
Comienza la semana de Ayotzinapa, ¿Las heridas comenzarán a cicatrizarse?
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