La polarización política que padece el país complica procesar los graves problemas que encaramos, algunos incluso de vida o muerte. La gente emprende el análisis del suceso desde la perspectiva de sus filias y fobias políticas y después, si la lucidez le alcanza, vislumbra alguna solución siempre y cuando no afecte la posición del grupo político que respalda. Que los políticos lo hagan es un exceso, pero se entiende en su lógica de la lucha por parcelas de poder, pero que los ciudadanos e incluso los medios y los grupos organizados de la sociedad civil se comporten igual es muy lamentable pues coloca al país todo el tiempo cuesta arriba.
Hay problemas cuya magnitud nos obligaría a dejar de lado las preferencias políticas para encararlos de manera conjunta con tal de tener mayores posibilidades de éxito, léase el de la violencia contra las mujeres y la epidemia de feminicidios que azota sin clemencia al país. También está el de la llegada al país del coronavirus, que está en su etapa inicial pero que tiene potencial para transformarse, en una semana o dos, en un problema social de primera magnitud. Empero, las cifras de mujeres asesinadas en México superan a las de las víctimas fatales de cualquier guerra en curso.
Las asesinadas no son, aunque parezca, un ejército enemigo. Nada de eso, son nuestras familiares, amigas, compañeras, vecinas que un día no regresan a casa o, peor, son ultimadas dentro de sus domicilios, donde cohabitan con sus depredadores. En lugar de concentrar esfuerzos para encontrar una salida y recuperar nuestra dignidad como sociedad, dignidad que hemos perdido al sacrificar a la mujer, en lugar de eso, estamos hoy enfrascados un jaloneo estúpido sobre si la culpa la tiene el neoliberalismo o los torpes de la 4T. ¿Se dan cuentan del tamaño del disparate?
El patriarcado es neoliberal y socialista porque es una superestructura que está por encima de esos modelos y que se expresa en el machismo. Lo cierto es que estamos dando palos de ciego, como lo demuestra sin espacio para la duda que se haya reciclado la idea de implantar la pena de muerte, como si el monto de las penas, fuera el foco del problema. No están entendiendo nada y no hay señales de que quieran entender, lo que buscan es hacer como que están preocupados y ganar puntos políticos. Esta semana, frente a la marcha del próximo domingo y el paro del lunes es importante que se realice un esfuerzo extraordinario para buscar soluciones de corto y mediano plazo.
Culpar al neoliberalismo o a la 4T no solucionada nada y pospone medidas que pueden ser útiles. Algo similar ocurre con el coronavirus. El gobierno para no tener costo político lo minimiza, la oposición, alguna oposición, escandaliza y se echa de menos voces sensatas que pongan la situación en su justo medio y que tengan como prioridad la protección de la sociedad y no la ganancia política. Arranca este lunes una semana decisiva. Si los políticos no están a la altura, que la prensa y la sociedad organizada sí lo estén. Hay demasiado en juego para dejarlo todo en manos de la clase política que es miope y muy poco patriota.
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