Hay varias cosas odiosas en la vida social.
No importa si se trata de una democracia o una dictadura: los impuestos, por ejemplo. Si se trata de los gravámenes, son horribles, pero en ciertas ocasiones necesarios, especialmente cuando logran una hacienda pública administrada con eficiencia y honestidad. Cosa rara, pero puede suceder.
Los otros impuestos, los más abominables, son los funcionarios acomodados (“a huevo”) en un cargo porque son amigos del Presidente o hijos de una amiga del presidente o simplemente protegidos por la estructura político-burocrática, a quienes se les deben favores y se les pagan con acceso a los cargos y nóminas del servicio público.
En algunos casos, los extremos, hasta se viola la norma para legalizar (no legitimar), el capricho de imponer a quien se quiere colocar forzosamente en un cargo aun cuando haya taxativas legales. Cuando se llega al extremo de ordenar el cambio de la ley –y se dispone de un Poder Legislativo sometido y sin poder--, para acomodarla al capricho y salirse con la suya, las cosas comienzan a ser irremediables en la erosión de las instituciones.
Eso sucedió en los dos casos en los cuales recientemente los protegidos del Señor Presidente –Rosario Piedra y Paco I.Taibo IIº--, le han causado perturbaciones, turbulencias de una u otra dimensión, pero cuyos protagonistas no hacen sino obsequiarles parque a los adversarios de la corriente transformadora cuyo empeño consiste ( y estas arbitrariedades lo prueban--, en disfrazar la propaganda del cambio para dejar intocados los usos y las costumbres de antes.
El señor Taibo IIº estaba legalmente impedido para ser nombrado Director General del Fondo de Cultura Económica y sin embargo se modificó la ley para remover el obstáculo de su oriundez.
Paradójicamente quien se benefició de la tradición mexicana del exilio, bajo cuyo manto se acogieron él y sus padres, se vuelve ahora un chovinista ferviente promotor del exilio (destierro) para quienes osan discrepar contra su jefe.
—¿Exiliarse así como él y sus padres y tantos otros españoles?
Si la maniobra jurídico legislativa para allanar su camino al Fondo fue festejada con la jactancia doblada, su gracejo (¿?) contra los escritores críticos induce a preguntar si en la cima del gobierno al cual pertenecen, otros piensan así. Si no recibe una reconvención pública, todo hará suponer peligrosas coincidencias.
El pensamiento caciquil por cuya influencia el país pasa a ser una hacienda propiedad de quienes gobiernan no debería presentarse en una corriente política imaginariamente, al menos, progresista y de izquierda; tolerante, concurrente y plural. Puro cuento. cuya anemia intelectual lo empuja a ser educador de cuadros.
Obviamente a Taibo IIº y a su gallo, no les moverán ni una pluma, pero su primitivismo político y hasta ingratitud con este país, queda ahí para la formación de cuadros políticos en Morena, pues tal es otra de sus asignaciones, cuando sale del fondo.
El otro ejemplo de una fracasada imposición es el de Rosario Piedra, con un agravante.
Si Taibo IIº es un autor reconocido y recibió desde bien temprano las luces del alfabeto y hasta la literatura y la historia, no puede decirse lo mismo de la señora comisionada de los Derechos Humanos, quien carece del mínimo barniz de cultura jurídica.
Su única experiencia importante en la vida ha sido acompañar a su mamá en la búsqueda de un hermano muerto durante la actividad guerrillera en los tiempos de la “Guerra sucia”.
Pero eso no le permite comprender (mucho menos conducir y coordinar) una institución compleja con un alto requerimiento de habilidad política. A pesar de su ignorancia, a pesar de no cumplir con los requisitos legales, a pesar de todo, el grupo parlamentario de Ricardo Monreal (Morena) en el Senado la impuso contra viento y marea.
Pero la marea la está haciendo naufragar. Y no por maniobras de la derecha conservadora sino por la desatención y la incomprensión hacia las mujeres a quienes nadie les resuelve sus demandas.
Hasta ahora esos son los “beneficios” de esas imposiciones.
Y si no les preocupara el mal desempeño de la señora “Piedra en el camino” de los Derechos Humanos, no habría sido necesario que Olga Sánchez Cordero, –a quien le cayó la papa caliente-- pidiera el salvavidas de una Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, para ayudar a quien se hunde como roca en el mar.
¡Ah!, los impuestitos…