Dice la Constitución en su artículo 130:
“El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley.
Corresponde exclusivamente al Congreso de la Unión legislar en materia de culto público y de iglesias y agrupaciones religiosas. La ley reglamentaria respectiva, que será de orden público, desarrollará y concretará las disposiciones siguientes:
“a) Las iglesias y las agrupaciones religiosas tendrán personalidad jurídica como asociaciones religiosas una vez que obtengan su correspondiente registro. La ley regulará dichas asociaciones y determinará las condiciones y requisitos para el registro constitutivo de las mismas.
“b) Las autoridades no intervendrán en la vida interna de las asociaciones religiosas;
“c) Los mexicanos podrán ejercer el ministerio de cualquier culto. Los mexicanos así como los extranjeros deberán, para ello, satisfacer los requisitos que señale la ley;
“d) En los términos de la ley reglamentaria, los ministros de cultos no podrán desempeñar cargos públicos. Como ciudadanos tendrán derecho a votar, pero no a ser votados. Quienes hubieren dejado de ser ministros de cultos con la anticipación y en la forma que establezca la ley, podrán ser votados.
“e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.
“Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político...”
Pero la Conferencia del Episcopado, frente a la iniciativa de los matrimonios igualitarios y algunas leyes relacionadas y ya vigentes, opina de esta manera:
“El Consejo de Presidencia y los Obispos de la Comisión Episcopal de Familia, Adolescentes, Jóvenes, Laicos y Vida, le compartimos estas reflexiones e informamos de algunas actividades, en torno a la propuesta del llamado “matrimonio igualitario”, que se presenta sólo como una parte de una serie de propuestas legislativas con amplio espectro, unas ya aprobadas y otras en proceso y con consecuencias de un profundo cambio antropológico.
“La irrupción de la mentalidad de “ideología de género” se mueve con una “bandera” de aceptación, al promover el valor de la diversidad y la no discriminación; pero lo hace con criterios de verdadera ideología, pues “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer […] presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia” (Amoris Laetitia 56).
“Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos […] las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo […] no pueden equipararse sin más al matrimonio” (Id 52).
“Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano […] nos cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia.” (Id 35).
“En este contexto respaldamos y animamos la coalición de grupos que se ha constituido, llamada “Frente Nacional por la Familia”, y que está convocando y organizando dos marchas o concentraciones masivas para expresar que: “el futuro de la humanidad se fragua en el matrimonio y la familia natural”. La primera para el próximo sábado 10 de septiembre en cada uno de los Estados y ciudades grandes; la segunda, el sábado 24 de septiembre en la ciudad de México y con un sentido nacional... “
Asimismo se piden instrucciones a la jerarquía sobre cómo “…hacer el respaldo mediante la Comisión Diocesana de Familia, así como desde las parroquias, para animar y promover la participación entusiasta y creativa de todas las personas, familias y grupos a estas marchas-concentraciones, con la posibilidad de implementar alguna forma de seguimiento-colaboración para otros procesos y eventos con los participantes.
“…También se puede organizar y animar a participar en otras iniciativas de tipo cultural, académico, legislativo y social. De esta manera, en la coyuntura actual de nuestra patria y a nivel internacional, es trascendental compartir, respaldar y dar resonancia social a nuestra convicción en bien del matrimonio, la familia y la vida...”
Animar y promover la participación en contra de leyes en proceso o ya aprobadas.
“Religión y fueros”, decía la arenga de los conservadores del siglo XIX contra las reformas liberales.
¿Alguien viola aquí la ley?
Decídalo quien lo debe decidir.