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Restricciones, excepciones, universalidad



Con motivo de la reciente crisis ambiental del Valle de México, expresada en su dramática forma de la contingencia de marzo, la Suprema Corte de Justicia ha dado a conocer argumentos cuyo contenido vale la pena entender en cuanto al papel judicial en ese asunto y su intervención en el programa “Hoy no circula”: solamente aplicó a las salvedades el principio de universalidad vigente en la naturaleza del Derecho.

“La Suprema Corte también reconoció (Nexos) en esta sentencia que otorgar la suspensión definitiva (para no confundir contaminación con fecha de fabricación) no viola el derecho de toda persona a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar, pues se sigue obligando a quienes obtengan dicha suspensión a ajustarse a los programas de verificación vehicular existentes que tienen como objetivo reducir las emisiones contaminantes de los vehículos para asegurar una mejor calidad del aire.

“La Corte recalca que esta medida no se traduce en una libertad absoluta para contaminar más de lo legalmente permitido a cualquier otro vehículo. En pocas palabras, los ministros decidieron que a igual nivel de contaminación, corresponde igual holograma (la solución —N.de la R— es quitar los hologramas).

“Cabe aclarar que salvo algunas excepciones, las sentencias de la Suprema Corte no tienen efectos generales y benefician únicamente a quienes promuevan un juicio de amparo. No obstante, anticipando la posibilidad de que cualquier ciudadano obtuviera la suspensión definitiva del mencionado requisito del Programa de Verificación Vehicular, el entonces Gobierno del Distrito Federal optó por generalizar la aplicación del criterio de la Suprema Corte.

“En efecto, tras una semana de haberse dictado la sentencia en cuestión, la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal acordó modificaciones al Programa de Verificación Vehicular obligatoria vigente que elimina la restricción que existía por el modelo (año) del vehículo para obtener el holograma Cero “0”. Con la modificación al programa, se deberá otorgar el holograma “0” a todos aquellos automóviles que cumplan con las normas de verificación dentro de los límites establecidos de emisión de contaminantes sin importar su modelo (año)”.

Sin embargo, para eliminar toda polémica hubo quien propuso (como esta columna, por cierto), eliminar las excepciones y generalizar las restricciones; esto es, evitar la circulación un día por semana a cualquier automóvil de la zona metropolitana y endurecer la medición de las emisiones permitidas para otorgar la verificación. Es decir, elevar el grado de contaminantes de las emisiones y limitar la circulación de manera universal.
Nadie lo quiere hacer por lo impopular de las medidas, pero si no se llega a este modo de operación del programa, no será por falta de información. Esta nota de ayer lo confirma. Es un criterio lógico, por encima de la perogrullada técnica.

“El programa Hoy No Circula se podría aplicar a todos los vehículos que transiten por la zona metropolitana haya o no contingencia ambiental y sin importar si el holograma que porten es cero o doble cero, así como el año del modelo.

“Actualmente, en la Ciudad de México circulan 5 millones de vehículos, 2 millones registrados en la Ciudad y 3 millones provenientes de los municipios conurbados.
“De acuerdo con una propuesta presentada el lunes en la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), con la nueva medida, diariamente descansaría el 20 por ciento del total del parque vehicular, o sea, más de un millón de automóviles.

“En 1996 se creó el engomado cero, y dos años después surgió el doble cero para incentivar la renovación del parque vehicular.
“La nueva propuesta ambiental se definiría y se haría pública hoy (ayer).”
A fin de cuentas todo es una cuestión de derechos. Si todos tenemos el mismo derecho, todos debemos atender la misma responsabilidad e idéntico cumplimiento.

PUTO
Ofendidos hasta quienes no tendrían razón para estarlo, los bien portados y políticamente correctos causaron con sus campañas de “concientización” contra la homofobia entre el público futbolero, el efecto contrario: en el partido contra Canadá, el ¡PUTO! (lúdico y majadero) fue más sonoro, escandaloso y si se quiere ofensivo como nunca antes.

Y la FIFA, esa honesta y ejemplar organización internacional, ya se enojó por la grosera humorada de los “mexinacos”.
Para mí, como dijo Porfirio Remigio…

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