Mientras el futuro presidente disfrutaba del descanso en su finca de Chiapas, de cuyo nombre no quiero acordarme, una nota llegó sigilosa a las redacciones sin nadie para calibrarla en su exacta dimensión: el primer choque abierto entre la Casa Blanca y su futura administración, un tema crucial para sus proyectos de pacificación: la despenalización de las drogas y el control de la siembra de la amapola en las bravías y ensangrentadas tierras de Guerrero.
Éste es un punto central del proyecto definido y propalado por su secretaria de Gobernación, doña Olga Sánchez Cordero.
La exministra, a quien el futuro presidente le ha dado (según ella confirmó) carta abierta para sus proyectos, ha dicho lo anterior y así ha sido consignado en diversas fuentes de información. Veamos:
“…Olga Sánchez Cordero, quien se perfila para ocupar la Secretaría de Gobernación en la administración de Andrés Manuel López Obrador, insistió en la despenalización de la mariguana y amapola como parte fundamental de una nueva estrategia de combate al narcotráfico y crimen organizado.
“Fuentes del equipo de transición del virtual presidente electo afirmaron a la agencia de noticias Reuters que la medida se uniría a otras propuestas para restablecer la paz en zonas del país azotadas por el narco, como la creación de comisiones de la verdad y tribunales especiales, y un mecanismo de reparación de daño a víctimas de la violencia desatada por el combate frontal al crimen organizado.
“La exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) agregó, en entrevista radiofónica con W Radio, que propondrá a López Obrador “la despenalización de la mariguana en la siembra, cosecha, trasiego y uso lúdico” como “un camino de pacificación”.
“Ya la despenalizó Canadá, ya la despenalizaron casi la mitad de los Estados de Estados Unidos. ¿Qué estamos pensando, matándonos, cuando ya toda Norteamérica la está despenalizando y muchos países europeos?”, apuntó.
“Sobre la amapola, planta que sirve para la elaboración de heroína, opinó que debe permitirse su siembra y luego comercializarla de manera legal, pues “las farmacéuticas compran mucha amapola, y la compran porque la necesitan para la morfina. ¿Por qué no vendérsela a las farmacéuticas?
Esto será motivo de reflexiones, motivo de propuestas del propio Andrés Manuel, que no está cerrado a la idea”.
Más allá del debate interno sobre esta postura y sus posibles efectos benéficos en un necesario cambio de estrategia en la lucha contra el crimen organizado y las secuelas sociales del tráfico de drogas, el gobierno de Estados Unidos ya dejó muy en claro su postura, tan firme y pétrea como el muro fronterizo con el cual nos amenaza, precisamente en un tema de reforzamiento de su discurso: no permitir más drogas ni más inmigrantes a los Estados Unidos.
Esto se informó en la Casa Blanca:
“La administración del presidente Donald Trump expresó su oposición a la posibilidad de legalizar las drogas o a cualquier política que resulte en la llegada de más drogas a los Estados Unidos.
“Sarah Sanders, portavoz del presidente Trump, salió al paso a una pregunta sobre la posible despenalización de las drogas por parte del próximo gobierno del virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
“Vamos a continuar teniendo contactos con nuestros socios mexicanos. No tengo un anuncio específico de una política en ese frente”, respondió Sanders en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
“Puedo decir que no apoyaríamos la legalización de ninguna droga en ninguna parte y ciertamente no nos gustaría hacer algo que permita la entrada de más drogas a este país”, añadió.
“Olga Sánchez Cordero, propuesta para secretaria de Gobernación del próximo gobierno mexicano, señaló la víspera que para lograr la pacificación de México es necesario considerar la ley de amnistía, reparación integral, reducción de penas, despenalización de drogas, así como de recuperación de zonas económicas.
La frase “no apoyaríamos la legalización de ninguna droga en ninguna parte” es suficiente para ir elucidando el contenido de la plática sostenida en la casa de campaña de AMLO hace unos días. La misión de buena voluntad no era sino el correo con los planteamientos de advertencia del gobierno americano hacia el futuro gobierno mexicano.
Y si a eso le agregamos el ridículo con el Vaticano por la imaginaria participación del papa Francisco en uno más de los miles de foros sobre seguridad, paz y justicia realizados para nada en este país, pues ya vemos lo costoso de contratar improvisados como coordinadores de actividades internacionales cuya ejecución requiere tacto y conocimiento.
Dos tropiezos frente a Estados importantes. Por un lado, el choque con Trump, quien con la mano suave informa, unilateralmente[U1] y sin un pío del actual habitante de Los Pinos, sobre la formalización de un acuerdo bilateral y la sepultura del TLC, y por la otra el manotazo sobre las drogas y su imaginaria despenalización.
Todavía no comienza la película y ya está como para salirse del cine. Muy bueno para regresar del rancho.