Los problemas actuales de la Universidad Nacional Autónoma de México en materia de tráfico de drogas en su campo y el hallazgo de cadáveres en sus instalaciones periféricas, parecen estar abiertamente imbricados y guardan, quién lo diría, una perversa relación con la tan celebrada condición de autonomía de la Casa de Estudios, como le llaman los cursis a un plantel superior. A una más.
La autonomía universitaria, la cual en la década de los treinta fue una especie de hazaña política, se convirtió con el paso del tiempo en una especie de salvaguarda para la operación silenciosa, opaca y encubierta de la administración universitaria, actualmente todavía sometida a una Junta de Gobierno de tintes anacrónicos, tanto como sus birretes galoneados y sus togas de terciopelo.
Al amparo de la autonomía muchas cosas se han hecho en la Universidad, entre ellas convertir ciertas zonas de dudosa sacralidad en áreas de tolerancia para la venta o el consumo de estupefacientes, pues no llegarán ahí ni los policías federales ni los de la ciudad y los “compas” de la vigilancia, quienes durante años fueron la disimulada patrulla del “vochito”, nada harán cuando detecten a sus conocidos en la venta de todo tipo de chocho, hierba o polvo.
Por eso llama la atención esta nota, publicada por el portal SDP, en la cual se refieren capturas y remisiones al Ministerio Público, en cantidad quizá insuficiente para las dimensiones del problema. Veamos.
“De enero a junio de este año han sido detenidas 13 personas presuntamente dedicadas a la venta de droga en instalaciones de Ciudad Universitaria, reportó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“En un comunicado, la casa de estudios dio a conocer los nombres completos de las personas detenidas por autoridades competentes y subrayó que todos los arrestos fueron realizados al exterior del campus.
“Entre los diversos tipos de estupefacientes asegurados se encontró a estas personas en posesión de mariguana y cocaína.
“‘La Universidad Nacional no se detendrá en su decisión de combatir este fenómeno ilegal y nocivo dentro de sus instalaciones, siempre de acuerdo con sus atribuciones y en pleno respeto a la autonomía universitaria’”, destacó”.
Si bien la nota es confusa pues no tendría por qué la UNAM emitir información sobre actos realizados por “autoridad competente” fuera del “campus” (nos podrían haber informado también la captura del Chapo, ¿no?), tal parece una maniobra de disimulo para no admitir intervención de fuerzas policiacas dentro de la Universidad (a pesar de los convenios con el gobierno de la CDMX) , lo cual no tendría nada de extraordinario, si no fuera por el indeclinable compromiso de sostener como garantía de prestigio la “inviolabilidad” y “soberanía” del territorio “unamita”, el cual es para los demagogos de Copilco, un espacio dotado de extraterritorialidad.
Pero esa deliberada confusión entre la autonomía y la imaginaria soberanía (como si fuera un Estado dentro de otro Estado), es un camelo inadmisible en estos tiempos.
La legalidad de la fuerza pública no depende de la autonomía universitaria.
Por eso se explica esta nota del 23 de junio pasado:
“La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) exigió ‘una investigación a fondo sobre la presunta existencia de un cártel dentro de instalaciones’ de Ciudad Universitaria y que se lleven a cabo acciones para desactivar posibles nexos y se deslinden responsabilidades.
“La exigencia de la UNAM ocurre luego de que una versión periodística, publicada este viernes 23 de junio por el diario El Universal, señala que dentro del campus universitario ‘operan células del ‘cártel de Tláhuac’’.
“Hasta ahora, la administración central de la UNAM ha trabajado para combatir a narcomenudistas, de acuerdo con la información proporcionada por las autoridades responsables en el país y en la ciudad”, aseguró la máxima casa de estudios en un comunicado…
“La exigencia de investigar la presunta operación de un cártel en las instalaciones de la UNAM ocurre un día después de que la institución informó que 13 personas han sido detenidas entre enero y junio de este año, por su presunta relación con la venta de drogas en el interior de las instalaciones universitarias.
“Además, en los últimos meses, estudiantes de la UNAM se han manifestado para exigir mayor seguridad y en rechazo al acoso.
El pasado 12 de mayo, alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México marcharon por segundo viernes consecutivo en Ciudad Universitaria para exigir seguridad en Ciudad Universitaria y sus alrededores”.
Como se sabe en los últimos meses han sido hallados algunos cadáveres dispersos por la UNAM, el más famoso de ellos el de una joven llamada Lesvy cuya muerte por suicidio no ha sido de ninguna manera aclarada cabalmente. Y quien la quiso aclarar nada más lo enredó, ya no trabaja en la PGJCDMX.